Por la crítica situación que se vive en el país, el gobierno de la provincia de Córdoba, encabezado Martín Llaryora, dispuso el ajuste del sector estatal y despidió a muchos trabajadores.
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“Atravesamos momentos críticos, muy difíciles en nuestra Patria. ¡Lo sabemos y lo sufrimos!”, explicitó el equipo arquidiocesano de pastoral social que recibió a los trabajadores, y juntos rezaron una plegaria a Dios, en la explanada de la Catedral, para pedirle su bendición.
Los miembros de pastoral social expresaron que imploran con fuerza y esperanza que no falte el trabajo porque quieren y necesitan trabajar con honestidad y “hacer nuestro mejor esfuerzo para vivir dignamente y para forjar una sociedad mejor, una Patria de hermanos”.
La oración
La oración estuvo dirigida al Señor de la Historia, como aquella plegaria lanzada por los obispos argentinos en plena crisis del 2001.
Pidieron que no falte el pan que alimenta la vida y que, a diario, se hace inalcanzable por la “inflación asfixiante” y que genera miseria, incertidumbre y angustia. También los trabajadores para que tengan el derecho de vivir dignamente de su esfuerzo y para que puedan desempeñar y desplegar sus dones con responsabilidad.
En la oración mencionaron a los adultos mayores, los jubilados, tantos que no pueden comprar ni sus medicamentos. Y por las familias cuyos ingresos son cada vez más insignificantes. Que, como sociedad, sepamos velar y priorizar a nuestros hermanos más sufrientes, pobres y postergados.
Se dirigieron al Padre del Cielo por la necesidad del don de la fraternidad antes una sociedad agrietada y enfrentada, que no termina de entender que nadie se salva solo.
Asimismo, valoraron el diálogo, la escucha y el compartir ideas y prácticas para generar proyectos comunes en beneficio de los que padecen pobreza e indigencia, buscar soluciones realistas y honestas; “porque el diálogo es el arte del encuentro que supera las dialécticas que buscan el desencuentro y el enfrentamiento”.
Exhortaron a Dios por los dirigentes políticos para que lleven adelante un ejercicio de la responsabilidad y alcanzar la amistad social, en la búsqueda de la paz, el pan, la tierra, el techo y el trabajo. Y por el resto de los representantes de otros ámbitos para que levanten la mirada y se orienten a soluciones en pos del bien común.
“Nos salvamos juntos”
En la oración evocaron a Jesucristo para que “entendamos que en las crisis nos salvamos juntos o nos hundimos todos” y para priorizar el beneficio de todos por encima de intereses sectoriales o personales y mezquinos.
De la misma manera, reclamaron el don del discernimiento en este momento dramático de la historia, para saber tomar decisiones sabias que nunca resignen lo esencial.
Construcción de la paz social, diálogo y el sueño de una Patria más justa “porque no debería ser posible morirse de hambre en esta tierra bendita del pan”, son algunos de las demandas que reivindicaron los allí orantes. Y lucidez para que no haya enfrentamientos entre las personas porque “¡Estamos en la misma barca!”.
Finalmente, suplicaron al Padre misericordioso que no falte la esperanza porque su amor jamás abandona, y que su bendición llegue a cada familia angustiada, a cada trabajador que siente incertidumbre, a cada desocupado que siente impotencia. Al patrono de la provincia, el Santo Cura Brochero, le suplicaron que los guíe y siga velando para que todos tengan trabajo, pan y fe.
Finalmente, los presentes recibieron la bendición:
Oh, Dios, de quien desciende la plenitud de la bendición,
y hacia quien sube la oración del que te bendice,
protege con amor a tus servidores,
que confiadamente presentan ante Ti
sus instrumentos de trabajo,
y concédeles que con actividad infatigable
colaboren en el perfeccionamiento de la creación,
ganen su sustento y el de los suyos,
ayuden al progreso de la sociedad humana
y alaben sin cesar la gloria de tu Nombre.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.