El Centro de Derechos Humanos Fray Ignacio Barnoya, de la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez (Chiapas), urgió a los tres niveles de gobierno (federal, estatal y municipal) a que “cumplan con su obligación de mantener la tranquilidad y la paz social, con apego al respeto a los derechos humanos”.
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Y es que, el pasado 7 de enero se desató una balacera en el parque central del municipio de Pueblo Nuevo Solistahuacán, dejando un herido de gravedad, y lesionando levemente al sacerdote de la parroquia de San Dionisio Mártir, fray Fernando Alvarado Flores, quien se encontraba cerca del lugar donde ocurrieron los hechos.
Si bien el caso de fray Fernando no pasó a mayores, el Centro de Derechos Humanos ‘Fray Ignacio Barnoya’ deploró los hechos ocurridos: “pues provocan un ambiente de zozobra, miedo, paralización a la sociedad y el riesgo de personas y familias que transitan por estas calles, quienes pueden ser alcanzadas por los disparos”.
Cientos de desplazados por la violencia
El centro de derechos humanos denunció que la escalada de violencia también prevalece en otros municipios de la región norte zoque del estado, según testimonios de habitantes.
Hizo un llamado a todos los chiapanecos a sanar las heridas del tejido social en que viven, mantenerse atentos y buscar nuevas formas de organización y acción pacífica para frenar esta situación de violencia.
Cabe señalar que apenas la semana pasada se registró un enfrentamiento entre presuntos narcotraficantes en el ejido Nueva Morelia, ubicado en el municipio de Chicomuselo, en la zona sierra de Chiapas, lo que dejó como saldo 20 personas muertas, dos de ellas pobladores, lo que ocasionó que cientos de personas desplazadas por temor a ser asesinadas en sus hogares.