El Papa ha recibido a la asociación este sábado en audiencia
El papa Francisco ha recibido este sábado en audiencia a la Asociación Deportiva Athletica Vaticana, una iniciativa que, tal como ha subrayado en su discurso, desde hace cinco años “se compromete a promover la fraternidad, la inclusión y la solidaridad, dando testimonio de la fe cristiana entre mujeres y hombres del deporte, aficionados y profesionales”.
“Es significativo que nuestra reunión tenga lugar en los primeros días de 2024, que es el Año Olímpico y Paralímpico”, ha dicho Francisco. “Pensando en el valor de la “tregua olímpica”, mi esperanza es que, en el momento histórico particularmente oscuro que estamos viviendo, el deporte pueda tender puentes, derribar barreras y promover relaciones pacíficas”.
Así, el Papa ha recordado que “las iniciativas de Athletica Vaticana -desde las más sencillas y espontáneas hasta la participación en acontecimientos deportivos internacionales- adquieren todo su significado como expresión de una comunidad formada por mujeres y hombres que, unidos por el servicio común a la Santa Sede, viven su la pasión deportiva como experiencia de evangelización”.
Por este motivo, “además de actividades deportivas, vuestra asociación ofrece también momentos de oración y servicio a los más necesitados”. Y es que, “la cercanía concreta a los más vulnerables forma parte plenamente de vuestra misión: pienso en las iniciativas con los jóvenes con discapacidad física o intelectual, con los presos, con los inmigrantes, con las familias más pobres”. “Es agradable”, ha añadido Francisco, “que todos participen en estos encuentros con la misma dignidad, incluidos los campeones olímpicos y paralímpicos, los diplomáticos y los miembros de la Curia. Vuelvo a la palabra “cercanía”, una cercanía que se vuelve tierna con el deporte. Como Dios con nosotros: Dios es cercano y tierno, y por eso es compasivo. Cercanía y ternura”.
Para Francisco, “el deporte es un medio para expresar los propios talentos, pero también para construir la sociedad. El deporte, de hecho, nos enseña el valor de la fraternidad”. “No somos islas”, ha subrayado el Papa, “en el campo, no importa el origen, la lengua o la cultura de una persona. Lo que importa es el compromiso y el objetivo común. Esta unidad en el deporte es una poderosa metáfora de nuestras vidas. Nos recuerda que, a pesar de nuestras diferencias, todos somos miembros de la misma familia humana”.
De esta manera, “el deporte también nos muestra que podemos afrontar nuestros límites con paciencia y determinación. Cada deportista, a través de la disciplina y el compromiso, nos enseña que con fe y perseverancia podemos alcanzar metas que nunca creímos posibles. Este mensaje de esperanza y valentía es crucial, especialmente para los jóvenes”.