Vida Nueva ha recogido diversas voces de cercanía y fraternidad surgidas frente a la actual crisis que vive el país suramericano
Ecuador pasa por uno de los momentos más graves de su historia contemporánea por cuenta de la violencia de las mafias en este país. Daniel Noboa, presidente de la República, ha decretado un estado de excepción y declarado un conflicto armado interno.
Mientras tanto ocho cárceles del país están tomadas por los convictos, quienes mantienen de rehenes a personal y policías. En esta hora tan aciaga, la Iglesia Latinoamericana ha expresado su cercanía y solidaridad con el pueblo ecuatoriano. Vida Nueva ha recogido estas voces.
El Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) fue una de las primeras instancias en pronunciarse y han respaldado a los obispos ecuatorianos en seguir apostando por los caminos de paz.
La presidencia de este organismo ha suscrito una carta en la que han motivado a sus colegas a “continuar cercanos al pueblo para fortalecer la unidad, en la defensa de la paz y renovar con esperanza los caminos que hagan posible la fraternidad de todos los ecuatorianos”.
“Nos ponemos a su disposición e invitamos al pueblo latinoamericano y caribeño a intensificar la oración al Sagrado Corazón de Jesús para superar esta difícil hora”, apuntaron.
Cáritas Latinoamérica hizo lo propio. Esta vez ha enviado su respaldo a sus pares de la pastoral social en Ecuador para animarlos a seguir aunando esfuerzos por los más vulnerables en medio de “este clima de inseguridad y miedo”.
“Como cristianos, mantenemos los ojos fijos en Jesucristo y llenamos nuestros corazones de esperanza”, toda vez que han pedido a las autoridades a llevar con sabiduría las acciones para mitigar la violencia teniendo en cuenta el respeto por los derechos humanos.
“Instamos a todas las partes involucradas a que se comprometan a resolver la situación de manera pacífica y democrática. La violencia no es la solución, y solo conducirá a más sufrimiento y destrucción”, acotaron.
Desde la red de migración, refugio y trata Clamor también han suscrito un comunicado en el que han pedido no estigmatizar a los migrantes en medio de este declarado conflicto interno, porque “la protección de la vida y la salud de los ciudadanos debe ser una prioridad en cualquier circunstancia”.
En el actual contexto la violencia y la violación de los derechos no se puede convertir en norma, al tiempo que han advertido sobre el riesgo de las personas que se encuentran en migración y tránsito por las fronteras ecuatorianas.
Las organizaciones integrantes de Clamor han expresado su cercanía y solidaridad con los agentes de la pastoral de migrantes en este país, animándolos a no desmayar sus esfuerzos en la acogida y protección de los hermanos migrantes.
La Conferencia Eclesial de la Amazonía (Ceama), la Red Eclesial Panamazónica (Repam) y el Programa Universitario Amazónico (PUAM) han manifestado su preocupación por la actual situación.
Estas instancias eclesiales amazónicas han señalado que esta escalada de “violencia injustificable” ha llevado al caos y desesperación por lo que han pedido a la comunidad internacional “a brindar apoyo a las autoridades en sus esfuerzos por restablecer la paz y la seguridad”.
Desde la PUAM hicieron un análisis para desentrañar las causas de la violencia. Mencionaron que las causas estructurales de la violencia son el abandono estatal, impunidad y desigualdad. Indicaron que 2023 cerró con una tasa de crímenes de 7.878 de los cuales 584 fueron resueltos.
Los obispos de Perú expresaron su oración, solidaridad y cercanía frente a la “enorme e inusitada violencia que ha turbado la paz social y que constituye una nueva forma de amenaza del Estado de derecho”.
Misma preocupación compartida por “nuestros pueblos de América Latina” en una historia común y problemas comunes que “exigen una mirada de fraternidad global como nos pide Fratelli Tutti y la conciencia que todos debemos sentirnos corresponsables del bien común de nuestros pueblos”.
En este mensaje, suscrito por Miguel Cabrejos, presidente del Episcopado, abogan para que el “Espíritu Santo ilumine la mente y los corazones de todos los que pueden ayudar a solucionar esta crisis y les deseamos una pronta recuperación de la paz y la estabilidad social”.
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