Los obispos destacan que los nuevos reyes tienen como retos “la libertad espiritual, el liberalismo, la igualdad de género, la comunidad, la lucha por un planeta más limpio y por la justicia y la paz en la tierra”
“El 14 de enero de 2024, 52 años después de suceder a mi amado padre, dejaré de ser Reina de Dinamarca”. Con estas inesperadas palabras anunciaba por sorpresa Margarita II en su discurso del 31 de diciembre la sucesión en el trono danés. Este domingo finalmente ha comenzado su reinado el rey Federico X y la reina Mary. Este cambio en la corona supone, además, un cambio en la Iglesia del Puedo Danés, la confesión luterana mayoritaria y de la que el monarca es su primado. Por ello, el domingo 21 de enero, la familia real participará en un servicio religioso especial en la catedral de Aarhus presidido por el confesor real y obispo de la diócesis de Aarhus, Henrik Wigh-Poulsen.
En Dinamarca, según cifras de 2023, el 72,1% de los daneses –es decir, más de cuatro millones– son miembros de la Iglesia evangélica luterana de Dinamarca, aunque menos del 5% participe de forma asidua en las celebraciones religiosas. Además, esta Iglesia está sometida a la autoridad legislativa del parlamento nacional y el Ejecutivo cuenta con un ministro responsable de los asuntos eclesiásticos.
Organizada en 12 diócesis y en 2.000 parroquias la percepción social de la Iglesia danesa es muy positiva incluso entre los no creyentes. Una de sus características es que más allá de la territorialidad los fieles son libres de elegir la parroquia a la que quieren pertenecer, muchas veces en función de la orientación de su pastoral. En los últimos años el grupo más tradicional, los pertenecientes a la llamada “Misión Interior” han perdido presencia e influencia. Es destacado el número de fieles que reciben la confirmación, siendo esta un gran evento social.
Federico X ha asumido el trono en una solemne ceremonia basada en la proclamación por la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, sin la pompa ni el boato de otras proclamaciones. Al despedir a Margarita II desde la Iglesia Nacional han alabado su implicación ya que además de asistir a los grandes eventos eclesiásticos también ha diseñado y cosido algunas de las túnicas episcopales y manteles para altares de algunos templos. “La fe cristiana se ha convertido en el centro de mi ser, aunque no sea una persona especialmente piadosa. La fe es mi ancla cuando las cosas pueden ser abrumadoras”, señaló la reina al cumplir 60 años. Antes, en sus memorias, destaca como la muerte de su padre le hizo desarrollar su lado más religioso. “No es cuestión de lo bien que creamos o de cuántas veces hayamos ido a la iglesia.
Pero si tenemos la más mínima fe, entonces resultará que no nos han abandonado. También creo, aunque no creo que haya muchas pruebas teológicas de ello, que los que no creen están en manos de Dios”, señaló en otra intervención. “Gracias a la Reina por el gran compromiso con la Iglesia Nacional Danesa a lo largo de 52 años en el trono. ¡Su voz clara en la defensa de la importancia del cristianismo para la persona y para nuestra vida común ha sido apreciada!”, ha señalado la Iglesia en sus redes sociales.
En una cara a los nuevos reyes, los obispos han destacado que “cada generación aporta nuevas ideas y nuevos conocimientos”. Los prelados destacan que “la libertad espiritual, el liberalismo, la igualdad de género, la comunidad, la lucha por un planeta más limpio y por la justicia y la paz en la tierra caracterizarán nuestro futuro común”. Por ello, rezan “para que lleguemos a ser una comunidad de ciudadanos que vivan con la conciencia de ser también parte de los diversos pueblos de la tierra” con “audacia y valor”.