“No creo que la Iglesia, ante lo que está pasando, deba estar muda”. Así lo aseguró el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, en un coloquio mantenido con la asociación JH Newman en la que se abordó la situación política y social de la España actual, así como la posición de la Iglesia ante ella. “Silenciosa en algún momento, pero muda no”, insistió, subrayando que no es igual “el mutismo que el silencio”.
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En cuanto a las corrientes culturales actuales, Sanz señaló que existen una serie de “tentaciones en donde nos alineamos con algunas pautas culturales”, como es el caso de “la Agenda 2030, las ideologías en curso” o las “políticas cómodas para que nos den el privilegio de seguir viviendo o el prurito de ser subvencionados”. Al aceptar todo esto, subrayó el arzobispo, estamos “traicionando la profecía de nuestra vida”. En este contexto, “la Iglesia, si no es profética, está renunciado a su identidad”.
“Demasiada trampería”
De esta manera, Sanz también ha opinado sobre la situación catalana. Y es que, aunque no tiene “desde la doctrina social de la Iglesia una fórmula” que dé respuesta “ni al referéndum, ni la procés, ni a la amnistía”. “Lo que sí tengo”, ha matizado, “es una clave moral para poder enjuiciar y valorar lo que se está planteando”.
“Hay demasiada trampería a la hora de intercambiar monedas de cambio, donde no hay un bien común como horizonte”, señaló el arzobispo, “no hay un bien común buscado sino el beneficio particular o partidista”, lo cual “te pone en aviso que algo se está planteando mal, eso divide a la sociedad, no sólo en Cataluña sino en el conjunto de España”.