Vaticano

Francisco y el sexo: “El placer sexual, que es un don de Dios, se ve socavado por la pornografía”





“La lujuria es un vicio peligroso”. El Papa Francisco no ha tenido ninguna duda a la hora de catalogar este pecado durante la audiencia general de esta mañana en el Aula Pablo VI. Dentro del ciclo de catequesis sobre los vicios y las virtudes, el pontífice se detuvo en la lujuria que presentó como “una especie de ‘voracidad’ por otra persona, es decir, el vínculo envenenado que los seres humanos mantienen entre sí, especialmente en el ámbito de la sexualidad.



Jorge Mario Bergoglio recordó que “en el cristianismo no se condena el instinto sexual”. De hecho, se refirió al Cantar de los Cantares para subrayar que se trata de “un maravilloso poema de amor entre dos parejas de novios”. Sin embargo, lamentó que “esta bellísima dimensión de nuestra humanidad, la dimensión sexual, la dimensión del amor, no está exenta de peligros” lo que se traduce en “una gestión poco saludable de la sexualidad por parte de algunos cristianos.

Sentimientos puros

“Si no está contaminado por el vicio, el enamoramiento es uno de los sentimientos más puros”, compartió el Papa con los fieles presentes en el auditorio. Por el contrario, Francisco expuso que que se puede “desfigurar por el demonio de la lujuria, y este vicio es particularmente odioso”.

“¿Cuántas relaciones que empezaron de la mejor manera se han convertido en relaciones tóxicas, de posesión del otro, sin respeto y sin sentido de límites?”, se preguntó el pontífice argentino, ofreciendo una respuesta: “Son amores en los que ha faltado castidad: virtud que no debe confundirse con la abstinencia sexual -la castidad es más que abstinencia sexual-, sino que debe conectarse con la voluntad de no poseer nunca al otro”.

Respetar al otro

Para Jorge Mario Bergoglio, “amar significa respetar al otro, buscar su felicidad, cultivar la empatía por sus sentimientos, situarse en el conocimiento de un cuerpo, una psicología y un alma que no son los nuestros, y que deben ser contemplados por la belleza de la que son portadores”. En el otro extremo se encontraría la lujuria, que “se burla de todo esto: depreda, roba, consume apresuradamente, no quiere escuchar al otro sino sólo sus propias necesidades y placeres”

“La lujuria considera aburrido todo noviazgo, no busca esa síntesis entre razón, impulso y sentimiento que nos ayudaría a llevar sabiamente nuestra existencia”, añadió el Papa, convencido de que “la persona lujuriosa sólo busca atajos: no comprende que el camino del amor debe recorrerse lentamente, y esta paciencia, lejos de ser sinónimo de aburrimiento, nos permite hacer felices nuestras relaciones amorosas”.

Danza amorosa

Ahondando en su reflexión, Francisco planteó que la sexualidad “involucra todos los sentidos, habita tanto en el cuerpo como en la psique, y eso es hermoso, pero si no se disciplina con paciencia, si no se inscribe en una relación y en una historia donde dos individuos lo transforman en un danza amorosa, se transforma en una cadena que priva al hombre de la libertad”.

En esta misma línea, verbalizó que “el placer sexual, que es un don de Dios, se ve socavado por la pornografía: satisfacción sin una relación que puede generar formas de adicción”. “Debemos defender el amor, el amor del corazón, de la mente, del cuerpo, el amor puro en la entrega de uno al otro. Y esa es la belleza de las relaciones sexuales”, afirmó justo después.

Con estas premisas, el Papa planteó que “ganar la batalla contra la lujuria, contra la “cosificación” del otro, puede ser una tarea que dura toda la vida”. “Sin embargo, el premio de esta batalla es el más importante de todos, porque se trata de preservar esa belleza que Dios escribió en su creación cuando imaginó el amor entre el hombre y la mujer, que no es usar al otro, sino amarse entre sí”, sentenció.

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