¿Es usted un sacerdote ‘quemado’? Es una pregunta que conviene hacerse. Sobre todo, tras leer el artículo que Damián Picornell, párroco de la iglesia de San Roque en Almansa (Albacete) y psicólogo, acaba de publicar en la revista estadounidense ‘Journal of religion and health’, en el que advierte de que el síndrome ‘burnout’ –o, en español, el síndrome del ‘trabajador quemado’– también afecta a los curas.
Para elaborar su artículo, al que ha tenido acceso Vida Nueva, Picornell, que es, además doctor en Teología Moral, se basa en una amplia bibliografía sobre un tema que lleva estudiándose desde los años 90. Y es que –si bien su experiencia docente se ha centrado sobre todo en la ética filosófica y teológica, y la antropología–, en los últimos años ha estado estudiando el síndrome ‘burnout’, poniendo en marcha varias iniciativas y firmando publicaciones sobre el tema, especialmente, cuando este afecta a los sacerdotes.
“El síndrome ‘burnout’ es consecuencia de un manejo inadecuado del estrés crónico en el ámbito laboral”, explica en el artículo, advirtiendo de que “implica agotamiento, pérdida de motivación, bajo desempeño y absentismo”. “El clero católico no está exento de él”, subraya, y defiende que esta revisión sistemática que acaba de presentar “tiene por objetivo recoger y analizar la evidencia acerca del ‘burnout’ en el clero católico y sus posibles variables moduladoras”.
De esta manera, Picornell analiza en el artículo distintas variables propias del clero católico, como la espiritualidad, el celibato e, incluso, la personalidad; en concreto, “la relación entre el ‘burnout’ y la personalidad como factor protector y predictivo del síndrome”, señala. “Los sacerdotes con una mayor rigidez cognitiva, emocionalmente menos estables e introvertidos serían más vulnerables al ‘burnout’ que sus compañeros con una mente más flexible, emocionalmente más estables y extrovertidos”, añade.
“La mayor parte de los estudios revisados aluden ocasionalmente a la necesidad de prevenir el ‘burnout’ en el clero católico, sugiriendo algunas estrategias para tener en cuenta en el futuro. En cambio, apenas se encuentran referencias a la intervención”, señala en el texto. Así, apunta a que varios autores subrayan que “el síndrom ‘burnout’ no se inicia bruscamente, sino a lo largo de un proceso, por lo que es imprescindible proporcionar información sobre sus manifestaciones, sus causas y las estrategias para afrontarlo adecuadamente”.
“Sería necesario”, indica el investigador, “cuidar especialmente a las generaciones más jóvenes de sacerdotes, para evitar el riesgo de que el primer impacto de las dificultades propias del ministerio desencadene el síndrome”. También a los sacerdotes entre 40 y 50 años, “para que la desilusión y la desconfianza no influyan en su mantenimiento”. Para ello, apunta, es imprescindible “una adecuada formación en el ámbito emocional”.
“Un estudio de 2017 ya detectó valores más altos en inteligencia emocional y más bajos en ‘burnout’ entre los sacerdotes que se sienten realizados y tienen buena autoestima”, asevera, y recuerda que ya estos autores propusieron “incluir en la formación sacerdotal diversos programas de prevención e intervención del ‘burnout’, centrados especialmente en el fortalecimiento de la claridad y atención emocional, como dimensiones clave de la inteligencia emocional y, en consecuencia, del bienestar general”.
La importancia de este trabajo, señala el autor, es que “ha permitido mostrar la complejidad del ‘burnout’ en el clero católico y la pluralidad de enfoques posibles para abordarlo”.
“La comprensión del fenómeno ha mejorado gracias al aumento del número y calidad de las investigaciones”, añade, y subraya que “existen suficientes evidencias de relación entre el ‘burnout’, la edad, el nivel académico, los rasgos de personalidad y el tipo de sacerdocio. No se han detectado relaciones entre el ‘burnout’ y las prácticas espirituales, la carga de trabajo, el apoyo social o el autocuidado. Son escasas las referencias a los impactos del ‘burnout’ en la vida personal y laboral, como también a la prevención e intervención”.
Por ello, y con el objetivo de “ampliar y mejorar la cantidad y calidad de las evidencias”, propone, precisamente, seguir investigando: “Es necesario contar con modelos conceptuales mejor adaptados a la peculiaridad del ‘burnout’ en el clero y abiertos a la perspectiva laboral y organizacional en el análisis de las variables moduladoras”. En este sentido, y ante la falta de datos actuales en España, ha concluido una investigación con 116 sacerdotes de 26 diócesis españolas que publicará próximamente en otra revista científica.