El purpurado afirma que “si bendecimos a un homosexual es para decirle que su orientación sexual no está de acuerdo con la voluntad de Dios y que esperamos que la bendición pueda ayudarle a cambiar”
¿Existe la homosexualidad en África? Para el cardenal Fridolin Ambongo, no. O, al menos, “son casos aislados”. Así lo ha asegurado en una charla recogida por ‘Le Salon Beige’ el presidente del Simposio de Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SECAM) y miembro del Consejo de cardenales (C9) del Papa, al explicar la reacción de la Iglesia africana ante ‘Fiducia supplicans’ y las bendiciones a parejas homosexuales, así como su encuentro con Francisco que terminó con el comunicado en el que se eximía a la Iglesia africana de poner en práctica el documento.
En primer lugar, para el purpurado este documento muestra cómo los valores cristianos desaparecen de un Occidente al que “no le gustan los niños” y que está condenado a “desaparecer”. Sin embargo, “quieren imponernos sus prácticas”, a las que Ambongo, tomando las palabras “del presidente Vladímir Putin”, llama “costumbres decadentes de Occidente”. “Es la decadencia cultural y moral de una sociedad”, asevera Ambongo en su discurso.
Además, el cardenal está convencido de que “Naciones Unidas está tratando de promover la ideología LGTBI” a través de órganos como “UNICEF y la OMS”, que “nos impone su cultura mediante la financiación. Y si no aceptamos, cortan la financiación”.
“Sin embargo, nuestra cultura en África no es así”, continúa Ambongo. “Sí, tenemos muchos defectos, pero no se nos puede culpar por la homosexualidad”, dice, subrayando que, en todo caso, la homosexualidad en África aparece “en casos aislados”, como en Uganda, donde “la homosexualidad era practicada por la nobleza” de una forma “más bien mística”.
Por todo ello, cuando el pasado 18 de diciembre recibieron el documento ‘Fiducia supplicans’, “hubo un revuelo en África. No entendíamos lo que estaba sucediendo en la Iglesia”. Así, y después de pedir a los presidentes de las conferencias episcopales del continente una carta en la que reaccionaban al documento, el cardenal se dirigió a Roma, hospedándose en Casa Santa Marta. Ese mismo día, dice, pudo hablar con el Papa y con el cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe.
De aquella reunión, asegura, nació el documento por el que se constata que en África no se bendecirán parejas homosexuales. “En África no hay lugar para bendecir a parejas homosexuales”, insiste Ambongo. “Debemos respetar a las personas homosexuales porque son seres humanos. No debemos mirarlos ni tratarlos con desprecio porque son criaturas de Dios”, afirma. Por eso, “si individualmente un homosexual pide una bendición, bendecimos a la persona, porque incluso cuando voy a la prisión de Makala, hay criminales allí y los bendigo. Personas que han masacrado, que han matado. Pero cuando piden la bendición, se la damos”.
“Bendecimos con la esperanza de que la gracia de la bendición pueda ayudarlo a convertirse”, incide Ambongo. “Y si bendecimos a un homosexual, también es para decirle que su orientación sexual no está de acuerdo con la voluntad de Dios, y esperamos que la bendición pueda ayudarle a cambiar”.