El presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo (La Laguna, 1971), llegó el 15 de enero al Vaticano con un as bajo la manga: que el papa Francisco aproveche su previsible viaje a Argentina el último trimestre del año para hacer una escala en las islas para tocar la realidad migratoria. Aunque el también secretario general de Coalición Canaria advierte que es “solo un sueño”, no pierde la esperanza. Mientras, espera que se lleven a cabo las modificaciones legislativas necesarias para que la acogida de menores migrantes no acompañados por parte de las comunidades autónomas no sea opcional.
PREGUNTA.- ¿Cómo ha vivido el encuentro con el Papa?
RESPUESTA.- La experiencia con el papa Francisco ha sido maravillosa. Es una persona que transmite bondad y paz. Por otro lado, asombra el alto conocimiento que tenía de la realidad canaria y, concretamente, del fenómeno migratorio. El Papa tiene muchos frentes abiertos y está más informado que muchas personas que tienen responsabilidades institucionales y capacidad para solucionar el problema. Estamos tremendamente agradecidos, porque el encuentro con Francisco supone situar la ruta atlántica, la más mortífera, con 16 fallecidos diarios, en el centro del foco mediático. Esperamos que esto ayude a que quienes tienen que arrimar el hombro para resolver la cuestión tomen conciencia.
P.- El Papa le ha agradecido la solidaridad del pueblo canario…
R.- Por poner un dato, en dos meses de 2023, El Hierro duplicó su población con la llegada de inmigrantes y la gente no miró para otro lado. Salen, les atienden, les abrigan… Son hechos con los que te das cuenta cómo el pueblo canario responde, no como en otros lugares donde la presencia de estas personas es un caldo de cultivo para los discursos xenófobos. Canarias está demostrando no tener espacio para el egoísmo y sí una gran capacidad de empatizar con personas que llevan una semana en alta mar en condiciones muy adversas. Pese a que muchas veces nos hemos sentido solos, Canarias sigue dando ejemplo de civismo y de cristiandad, en definitiva, aplicando el deber del buen cristiano. Esto es algo que el Papa nos ha agradecido, pero nosotros estamos en deuda con él por habernos recibido y por hablar de Canarias.
P.- ¿Pero esa solidaridad puede agotarse y darse algún conato de xenofobia?
R.- No tiene por qué darse. Algunos quieren utilizar esto como un arma política y hacen circular ‘fake news’, pero afortunadamente esto es ajeno a nuestra gente. Nosotros, como Gobierno de Canarias, no vamos a parar de trabajar para que se atienda a estas personas dignamente, con especial preocupación por los menores no acompañados, para que el Gobierno de España y el Congreso de los Diputados hagan la modificación legislativa necesaria para que su distribución por el territorio español sea obligatoria y acorde a unos criterios que establezcamos entre todos. Lo que está claro es que apelar a la solidaridad de algunas personas no ha tenido éxito…
P.- ¿Hay comunidades que no están dispuestas a acoger?
R.- La realidad es que los presidentes de otras comunidades lo que han trasladado es que ellos estarían dispuestos a acoger siempre que el Estado asuma los gastos. Tengo que ser honesto: no hay ningún presidente que haya expresado su negativa, aunque también es cierto que tampoco se han manifestado tremendamente predispuestos a hacerlo y más adelante resolver con el Estado la financiación. Al final, este es un asunto que nos afecta a toda Europa y a toda España, aunque estas personas lleguen a través de Canarias. Sin detrimento de que las comunidades tengamos la tutela de estos menores, su distribución por el territorio nacional debe ser competencia del Estado.