Pierre-André Dumas ha condenado “con vigor y firmeza este último acto odioso y bárbaro, que ni siquiera respeta la dignidad de estas mujeres consagradas que se entregan de todo corazón a Dios”
Seis religiosas de la congregación de las Hermanas de Santa Ana han sido secuestradas junto con otras personas, entre ellas el conductor del autobús en el que viajaban, mientras se dirigían a la universidad de Puerto Príncipe, la capital de Haití. Tras ser abordadas por unos hombres armados que se apoderaron del vehículo este ha sido conducido a un destino desconocido, según recogen los medios vaticanos.
El propio papa Francisco mostró su cercanía en el ángelus de este domingo al señalar: “He recibido la noticia del secuestro en Haití de un grupo de personas, entre ellas, seis religiosas. Pido con dolor por la concordia social en el país”. Y es que el país sufre un aumento de la violencia hasta el punto de que algunos barrios han sido acordonados en la capital. Por eso el obispo de Anse-à-Veau y Miragoâne, Pierre-André Dumas, ha condenado “con vigor y firmeza este último acto odioso y bárbaro, que ni siquiera respeta la dignidad de estas mujeres consagradas que se entregan de todo corazón a Dios para educar y formar a los jóvenes, los más pobres y vulnerables de nuestra sociedad”.
En una nota el obispo pide la liberación y el fin de “estas prácticas despreciables y criminales” a la vez que invita “a toda la sociedad haitiana a unirse para formar una verdadera cadena de solidaridad en torno a todas las personas secuestradas en el país, para obtener su liberación y garantizarles un regreso rápido y seguro con sus familias y seres queridos”. E incluso el prelado se ofrece como rehén en su lugar.