El Tribunal Supremo ha confirmado la condena a dos años de prisión a un hombre que entre el 2013 y el 2014 sustrajo del archivo diocesano de Teruel las partidas de bautismo y matrimonio de varios antepasados suyos de los siglos XVIII y XIX, con el objetivo de falsear su genealogía y lograr su título como caballero de la Orden de Malta.
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Además, tal como informa EFE, de la pena de prisión por un delito contra el patrimonio histórico, el Juzgado de lo Penal Único de Teruel, en sentencia ratificada por la Audiencia Provincial y ahora por el Supremo, le impuso también el pago de una indemnización al Archivo histórico de 12.000 euros por la mutilación de los libros.
Según los hechos probados, entre finales de 2013 y principios de 2014, el acusado accedió al Archivo Histórico Diocesano de Teruel con el fin de hacerse con las partidas de bautismo y matrimonio de sus antepasados inscritas en los “Quinque Libri” de Barrachina (Teruel) y en los de Villarejo de los Olmos (Teruel).
Lo hizo con la intención de documentar su linaje y genealogía ante la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, Rodas y Malta, en la cual había interesado su ascenso en esa fecha como Caballero de Honor y Devoción.
Falsear la genealogía
Para evitar ser descubierto en las irregularidades advertidas por el fiscal de la Orden de Malta en el expediente incoado a su instancia, “no dudó en arrancar de los libros y hacer desaparecer los folios correspondientes” a las partidas de bautismo de un tatarabuelo, de 1839, y un cuarto abuelo, de 1798, así como las de matrimonio de unos cuartos abuelos (1835) y quintos abuelos (1775), que eran documentos en su contra.
A finales de mayo de 2017, una persona se presentó en el Archivo, por encargo de la Orden de Malta, para comprobar la autenticidad y veracidad de la genealogía presentada por el acusado. Allí se percató de que faltaba el Libro II de las Partidas Sacramentales de la Parroquia de Barrachina (1693-1774), así como los documentos descritos, por lo que avisó al director del Archivo, quien denunció la sustracción en fecha 10 de agosto de 2017.
Dos semanas después, el director se personó de nuevo ante la Guardia Civil para contar que había recibido un paquete desde una parroquia de Madrid, que contenía el Libro II y una nota en la que se podía leer: “Sr Vicario, le hago llegar este Libro entregado por una persona en confesión”, habiendo quedado acreditado que el autor material de esa entrega era el acusado”.