El papa Francisco ha firmado este miércoles el decreto por el cual se reconocen las virtudes heroicas del español Sebastián Gili Vives (1811-189). Lo ha hecho tras mantener una audiencia con el cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, dando, de esta manera, el primer paso de este sacerdote hacia los altares.
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Gili, nacido en Artá (Mallorca) e hijo de labradores, dedicó su vida “a los enfermos y necesitados” y fue fundador de la congregación de las Agustinas Hermanas del Amparo en 1859 “con el objeto de tender una mano al necesitado sin acepción de personas”. Además, “de 1844 a 1868 participó activamente en el proceso de consolidación y vertebración de las instituciones de beneficencia de Mallorca”.
Una vida para los necesitados
Y es que, tal como señala la Real Academia de Historia, “al terminar su carrera sacerdotal, manifestó una clara vocación por los enfermos y necesitados. Vio con ojos de padre la infancia abandonada, a la que dedicó buena parte de su vida. Encontró los establecimientos de beneficencia en situación demencial y era de urgente necesidad llevar a cabo una serie de reformas encaminadas a dignificar la vida de los asilados”.
El 9 de junio de 1991 se abrió en Palma el proceso informativo de beatificación, clausurándose el 22 de noviembre de 1992. El proceso apostólico se inició en Roma el 11 de enero de 1993 y el 20 de abril de 1994 la Congregación para las Causas de los Santos otorgó el Decreto de Validez y se comenzó a elaborar la Positio super vita et virtutibus. No ha sido hasta casi 30 años después que sus virtudes heroicas han sido reconocidas por el papa Francisco.