Continúa la angustia en Haití tras el secuestro de seis religiosas, Hermanas de Santa Ana, el pasado 19 de enero junto con el conductor y un pasajero del microbús en el que viajaban hacia la capital, Puerto Príncipe. Tras la petición de recompensa por parte de los captores, la archidiócesis de Puerto Príncipe y la Conferencia Haitiana de Religiosos han propuesto que se dedique el miércoles 24 de enero a la oración, la meditación y la adoración eucarística para “organizar una cadena de oraciones incesantes” por la liberación de todos los secuestrados.
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Una plaga de violencia
En un comunicado conjunto, el arzobispo Max Leroys Mesidor y el presidente Morachel Bonhomme, reclaman: “¡Que dejen de pisotear la dignidad inalienable de los hijos de Dios!”. Los responsables eclesiásticos han condenado “enérgica y firmemente” este secuestro y han mostrado su cercanía a las familias de todas las personas secuestradas, a la vez que han reclamando a los dirigentes haitianos que “es hora de tomar las medidas necesarias para erradicar las plagas del secuestro y de la violencia de los grupos armados, que hunden al país en una situación cada vez más confusa y caótica”.
Mesidor y Bonhomme también exigen a los secuestradores la liberación inmediata e incondicional de todos los secuestrados. “¡En nombre de Dios, a quien deben temer, detengan estas prácticas abyectas y criminales que profanan esta tierra sagrada que Dios nos ha dado!”, reclaman según recogen los medios vaticanos. Por ello esperan que los sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos a se sumen a la propuesta de organizar “en todas las parroquias y comunidades una cadena de oración incesante por la liberación de los secuestrados y de sus familias“.