La importancia de la XXXII Jornada Mundial del Enfermo radica en “volver siempre a ver al enfermo como otro Cristo, en el cual nosotros podemos servir, incluso, ayudarle a que él descubra en el sufrimiento una llave para colaborar y un apostolado para trabajar en favor de las misiones”.
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Así lo afirmó para Vida Nueva la hermana Guadalupe Hernández Hilerio, secretaria nacional de la Pontificia Obra de San Pedro Apóstol de las Obras Misionales Pontificio Episcopales (OMPE) de México, quien compartió de qué manera se prepara la Unión de Enfermos Misioneros -programa de esta Pontificia Obra- para celebrar la jornada el próximo 11 de febrero, instituida por el papa San Juan Pablo II en 1992.
“Yo creo que nos estamos preparando de manera muy activa y también en torno a estos 50 años que estamos celebrando como OMPE México; pero la mejor preparación es la que es organizada haciendo camino juntos, de forma sinodal, y esto es lo que está haciendo la Unión de Enfermos Misioneros, preparándose sinodalmente, en comunión, todos juntos para celebrar con gozo esta jornada”, aseguró.
Ofrecer la enfermedad a Dios
Compartió que la Unión de Enfermos Misioneros ha estado organizando actividades previas de preparación tanto en cada una de las diócesis como a nivel nacional: “se organizan charlas, conferencias, horas santas y Rosarios para todos los miembros a través de la página de Facebook”.
Los integrantes la Unión de Enfermos Misioneros se pueden unir a todas las actividades: “hay algunas otras que ellos organizan dentro de sus diócesis, conferencias y charlas que han hecho de manera escrita, ellos también las trabajan y las exponen en parroquias y en diferentes lugares de sus propias diócesis”.
Al referirse a la importancia de la Jornada Mundial del Enfermo, la hermana Guadalupe subrayó: “ya lo decía el Papa Juan Pablo II cuando la instituyó: está en crear conciencia sobre la importancia de dar la atención y acompañamiento al enfermo, pero también al cuidador y a los familiares; también en fortalecer la formación de los agentes de la Pastoral de la Salud, visitadores, familiares, todos los que trabajamos con los enfermos y en favor de ellos”.
La espiritualidad misionera -subrayó la religiosa- cobra gran relevancia; se trata de “redescubrir el valor salvífico del sufrimiento y cooperar desde la enfermedad con la salvación del mundo entero; con el anuncio del Evangelio los enfermos de la Unión de Enfermos Misioneros ofrecen su enfermedad, sus dolores, su apostolado, incluso en favor de las misiones”.
“Con un corazón y unas manos samaritanas”
Al referirse al mensaje del Papa Francisco para esta jornada, la hermana Guadalupe apuntó: el Santo Padre “nos invita a siempre estar con un corazón y unas manos samaritanas, sirviendo a nuestros enfermos; todos podemos unirnos, involucrarnos siguiendo las actividades que tenemos preparadas desde las OMPE y con la Pastoral de la Salud en México”.
También -dijo- es importante la oración “por nuestros enfermos y por los que sirven a los enfermos, por los que los cuidan desde las familias, hasta las personas que trabajan en los hospitales”.
Para la hermana Guadalupe otra forma de involucrarse en esta jornada es visitando enfermos, “haciéndoles una visita en este mes o diciendo voy a procurar hacer unas obras de misericordia para acompañarles, escucharles, proveerles de algún detallito, quizás no podemos dar cosas grandes pero lo que más necesitan nuestros enfermos es nuestra cercanía“.
Asimismo, dijo: “organizando actividades en nuestra parroquia, compartiendo y diciéndole a nuestros párrocos, a nuestros grupos: ‘vamos a hacer algo en estas jornadas de los enfermos, vamos a organizar una misa con la unción, vamos a visitarlos, vamos a escuchar a las familias’. Entonces yo creo que tendríamos que involucrarnos de manera activa y siendo los protagonistas con nuestros enfermos“.
Encontrar en la Eucaristía la fortaleza para vivir
La hermana Guadalupe consideró que la incidencia de la Unión de Enfermos Misioneros en la sociedad es positiva, pues se trata de ver “la oportunidad de unirnos a Cristo y de ayudarle a salvar almas, colaborar con él en favor de las misiones; es lo que aportamos lo que tenemos: nuestra enfermedad, en favor de las misiones”.
“Es una incidencia, no solamente para nuestra Iglesia de México sino para nuestra Iglesia universal, porque aportamos ese tesoro espiritual que es la oración, con el cual sabemos que los sacrificios, las Eucaristías y todo lo que vivimos es ofrecido por las misiones y por nuestros misioneros, entonces esta es la mejor forma de incidir en la Iglesia dando lo que tenemos y desde lo que podemos: dar misioneros en todo momento”, agregó.
Al referirse al lema de la jornada para las OMPE, que es ‘Enfermos y visitadores, en torno a la mesa’, le hermana Guadalupe explicó que lo escogieron “porque sabemos que es en torno a la mesa eucarística donde el enfermo encuentra la fortaleza para vivir; todo lo que conlleva una enfermedad, y también el visitador de enfermos, la familia y el que lo atiende encuentran en la Eucaristía la fortaleza para servir”.
“Muchas veces este acompañar al enfermo se vuelve difícil, doloroso, incluso hasta cansado; quisimos proponer este lema para recordarnos que es en torno a la mesa donde los enfermos y los visitadores renovamos nuestras fuerzas y vivimos este ser misioneros, ofreciendo, uniéndonos a Cristo desde la cruz”, apuntó.