“No basta con elecciones en dos años”, dicen los prelados, quienes proponen buscar soluciones alternativas para buscar “un diálogo diferente”
Finalizó la 126.ª asamblea plenaria de los obispos de Perú con una preocupación: “la grave situación general del país” que afecta toda la vida social, económica y política, según la cual deriva en una crisis ética.
La corrupción infecta todos los espacios, un mal que ha crecido en los últimos años, por eso, los prelados consideran que se trata “de una verdadera pandemia” agudizada por el narcotráfico, minería ilegal y la trata de personas.
A esto se suma “el lavado de activos” con el surgimiento de “pseudo empresas” en distintos rubros: pesquero, inmobiliario, aeronáutico, educativas, deportivos y recreativos con inversiones de “dudosa procedencia”.
Asimismo han denunciado cómo las redes criminales han corrompido la política, mientras que los partidos fueron reemplazados por organizaciones que solo buscan “ganar puestos para sí mismas en el Estado”.
Los obispos han lamentado que aún impera la impunidad desde diciembre de 2022 durante el “frustrado golpe de Estado”. Desde entonces protestas sociales, afectaciones al patrimonio público y la muerte de 70 peruanos quedaron sin esclarecer.
Por eso, piden una investigación efectiva y una necesaria reparación a las víctimas toda vez que crece en las regiones “más afectadas” la animadversión hacia el gobierno de turno. Por supuesto, es una responsabilidad directa de los gobernantes el buscar la justicia.
También han denunciado “alianzas políticas extrañas y no explicadas” en el Parlamento con evidentes ventajas, lo cual afecta el equilibrio y la independencia de poderes. “Estan deslegitimados el poder ejecutivo y legislativo como lo demuestran los altos niveles de desaprobación”, comentaron.
Advierten sobre un escenario político peligroso, que “alienta el rechazo de la opinión pública”, aunque tampoco consideran que ‘la opinión pública’ propone alternativas para generar un debate con “implicancias prácticas”.
Es un problema político que requiere atención urgente, porque “no basta con elecciones en dos años”, sino con propuestas claras para romper con “este empatamiento” para abrir posibilidades de diálogo distintas.
Aún con todo este panorama. Los obispos invitaron a “no dejarse vencer por el pesimismo”, puesto que “el pueblo peruano es luchador, creativo, emprendedor”. Llegó la hora para demostrar esta reserva moral,
Se han ofrecido como mediadores para “construir puentes de encuentro” que fomenten la “escucha, el diálogo y el entendimiento”, al tiempo que piden al Estado y a todos los sectores sociales a llegar a acuerdos concretos y sostenible.
“Invocamos al pueblo peruano a tomar posición y asumir un compromiso activo para participar en la identificación y construcción de las salidas que requerimos para superar la crisis, asumiendo corresponsablemente los desafíos, junto a quienes ejercen cargos de autoridad”, apuntaron.
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