El secretario adjunto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Charles Scicluna, no tiene problema alguno en abordar de nuevo su reflexión sobre el celibato sacerdotal obligatorio, como ya hiciera a comienzos de este mes. Así lo ha expresado en una entrevista con National Catholic Reporter.
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Para Scicluna, permitir el sacerdocio sacerdotal podría evitar que los clérigos se pierdan en una incoherencia vital. “Una de mis preocupaciones es que las personas se encuentren en una situación en la que se sientan cómodas con una doble vida”, expone el arzobispo maltés que matiza que “esto no pretende disminuir la belleza del celibato o el compromiso heroico de las personas que han aceptado el celibato como un regalo y lo viven”. “Creo que es bueno que lo debatamos”, expone con naturalidad. Y apostilla: “No estoy diciendo que se trate de una especie de varita mágica”.
La crisis de los abusos
Para Scicluna, uno de los mayores especialistas en la lucha antiabusos de la Iglesia, su propuesta no puede justificarse desde una vinculación entre celibato y pederastia, pero sí admite que abordar esta crisis en primera persona le ha hecho reflexionar a fondo. “Cuando viajas mucho y conoces a otras personas, te das cuenta de que las personas se encuentran en diferentes estados de vida”, expone en la entrevista con el medio católico norteamericano. Es más, asegura que “lo que se aprende a través de la experiencia es que hay que tener en cuenta la fragilidad humana y el hecho de que las personas maduran en situaciones diferentes; se encuentran en un lugar psicológico y espiritual diferente”. En cualquier caso, más allá de su opinión personal y de abanderar este debate, reconoce que “esto es algo que la Iglesia en su máxima autoridad, tendrá que decidir”.
En la entrevista con National Catholic Reporter, con motivo de los cinco años de la histórica cumbre vaticana que convocó Francisco para aplicar la ‘tolerancia cero’ frente a los abusos, Scicluna apunta que “necesitamos conectarnos con las víctimas”. En relación al marco legal que ha impuesto el Papa a la Iglesia universal, comparte que “el hecho de que tengamos la ley no es que hayamos cumplido con nuestro deber y esto es como un trabajo bien hecho”.