El papa Francisco ha continuado hoy su ciclo de catequesis sobre los vicios y las virtudes durante la audiencia general de los miércoles. Hoy, se ha detenido en la ira, uno de los pecados capitales que para el Pontífice no es siempre malo sentirla.
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“La ira es un vicio visible en cuanto trasforma nuestro semblante y pone todo nuestro cuerpo en agitación”, ha comenzado explicando Jorge Mario Bergoglio poniendo como ejemplo a aquellos “hombres que reprimen su ira en el lugar de trabajo, parecen tranquilos y serenos, pero que una vez en casa se vuelven insoportables para su esposa e hijos”.
Según ha señalado, “la ira desarrolla en nosotros la percepción negativa del otro, englobando toda su persona y no solo lo que, con razón o sin ella, consideramos ofensivo. Además, no se aquieta con el tiempo y la distancia, sino que se autoalimenta creciendo en nuestro ánimo a base de pensamientos tortuosos”.
En este sentido, la Escritura da dos recetas: “La primera, que no lleguemos a la noche sin haber buscado la reconciliación, con el fin de cortar de raíz esta espiral demoniaca; la segunda, llevar a la oración el compromiso de perdonar a los demás como Dios hace con nosotros”.
Sin embargo, Francisco ha dejado claro que “existe una santa ira, de la que también nos habla el Evangelio y nace de nuestro ser”. “Si una persona nunca se enoja, si no se indigna ante una injusticia, si ante la opresión de una persona débil no siente algo que le tiembla en las entrañas, entonces significaría que no es humana, mucho menos cristiana”, ha afirmado con rotundidad.
Recuerdo a san Juan Bosco
En su saludo a los peregrinos de lengua española, ha instado a pedir al Señor “ser conscientes de nuestra debilidad frente a la ira, de modo que cuando surja podamos encauzarla positivamente, para que esta no nos domine, sino que la transformemos en un santo celo por el bien”.
Por otro lado, ha vuelto a condenar todas las guerras y ha recordado a las “víctimas indefensas que desgraciadamente aún ensangrientan nuestro planeta, como sucede en Oriente Medio y Ucrania”. “Que su grito de dolor toque los corazones de los líderes de las naciones e inspire planes de paz”, ha aseverado.
Por último, ha tenido un recuerdo especial para los salesianos, que hoy celebran la memoria de su fundador: san Juan Bosco. “Él cuidó mucho de los jóvenes, os invito a imitarlo, educando a los jóvenes en la fe y capacitándolos en las diversas ciencias y profesiones, para un futuro mejor, en el que la humanidad pueda disfrutar de paz, hermandad y tranquilidad”, ha subrayado.