El pontífice escribe una carta en la que “rechaza toda forma de antijudaísmo y antisemitismo” acrecentado con la guerra de Gaza
El papa Francisco ha escrito una carta dirigida a los judíos que viven en Israel a quienes manda un “abrazo a cada uno de vosotros, y especialmente a aquellos que están consumidos por la angustia, el dolor, el miedo e incluso la ira”. La misiva, firmada el 2 de febrero, subraya cómo la región está atrapada desde el 7 de octubre en “una espiral de violencia sin precedentes” en el marco de una “especie de guerra mundial a pedazos”. “Mi corazón se desgarra al ver lo que está sucediendo en Tierra Santa, ante la fuerza de tanta división y de tanto odio”, confiesa el pontífice argentino.
“Junto a vosotros, lloramos a los muertos, a los heridos, a los traumatizados, rogando a Dios Padre que intervenga y ponga fin a la guerra y al odio, estos ciclos incesantes que ponen en peligro al mundo entero”, asegura Francisco, que no se olvida de rezar “por el regreso de los rehenes, regocijándonos por aquellos que ya han regresado a casa y orando para que todos los demás se unan pronto a ellos”.
En paralelo, Jorge Mario Bergoglio también hace hincapié en cómo este conflicto está generando en la opinión pública “formas de antisemitismo y antijudaísmo”. Siguiendo la estela de los sus predecesores en Roma, Francisco subraya que la Iglesia “rechaza toda forma de antijudaísmo y antisemitismo, condenando inequívocamente las manifestaciones de odio hacia los judíos y el judaísmo como pecado contra Dios”. “Estamos muy preocupados por el terrible aumento de los ataques contra judíos en todo el mundo”, asevera en su escrito, a la vez que pide colaboración para “erradicar estos fenómenos”.
“Mi corazón está cerca de vosotros, de Tierra Santa, de todos los pueblos que la habitan, israelíes y palestinos, y rezo para que el deseo de paz prevalezca sobre todos”, se lee en la carta papal. A partir de ahí, hace un llamamiento a judíos y católicos para “trabajar por la paz y la justicia, haciendo todo lo posible para crear relaciones capaces de abrir nuevos horizontes de luz para todos, israelíes y palestinos”.
“Debemos comprometernos en este camino de amistad, solidaridad y cooperación para buscar formas de reparar un mundo destruido, trabajando juntos en todas partes del mundo, y especialmente en Tierra Santa, para recuperar la capacidad de ver en el rostro de cada persona la imagen de Dios, en la que fuimos creados”, remata Bergoglio en la misiva.