Fernando Valera ha escrito una carta en la que recuerda que las administraciones “deberían posibilitar que los hombres y mujeres del campo puedan seguir desarrollando su actividad en beneficio de toda la comunidad”
Ante las protestas, estos días, de agricultores y ganaderos para denunciar la crítica situación que atraviesan por las exigentes normativas ambientales, las fluctuaciones en los precios de los productos, la escasa flexibilidad de la Política Agraria Común y las consecuencias de la sequía, el obispo de Zamora, Fernando Valera, ha escrito una carta en la que subraya que “no podemos vivir de espaldas a este sector”.
“Tal y como ha señalado el Pontificio Consejo Justicia y Paz, el trabajo agrícola y ganadero merece ‘una especial atención, debido a la función social, cultural y económica que desempeña, a los numerosos problemas que debe afrontar en el contexto de una economía cada vez más globalizada, y a su importancia creciente en la salvaguardia del ambiente natural'”, ha manifestado el obispo. “No podemos, por tanto, vivir de espaldas a este sector porque descuidarlo acarrearía graves consecuencias para la vida y para la economía de nuestra provincia. En este contexto de crisis, la Iglesia quiere elevar su voz a favor de quienes trabajan incansablemente para alimentar a nuestras comunidades, generando actividad en la zona rural, desempeñando un papel fundamental en la gestión sostenible del territorio y sosteniendo la identidad de nuestra historia y tradiciones”.
“Para los cristianos la agricultura y la ganadería son vocaciones sagradas, en ellas se expresa la responsabilidad dada por Dios de cuidar y cultivar la tierra”, ha aseverado. Por eso, “los agricultores y ganaderos establecen una especial conexión espiritual con la naturaleza, contribuyendo al equilibrio y a la armonía en la creación y, a largo plazo, garantizando la salud de la tierra que Dios ha confiado a la humanidad”.
De esta manera, el obispo ha reclamado a las administraciones públicas que “deberían posibilitar que los hombres y mujeres del campo puedan seguir desarrollando su actividad en beneficio de toda la comunidad y asegurar su relevo generacional”. “Este es uno de los grandes desafíos que, Dios lo quiera, debería afrontarse con políticas capaces de integrar al sector en una economía moderna, superando el asistencialismo y generando márgenes justos de beneficios en la cadena de producción y distribución de los alimentos”, ha señalado.
Valera finaliza su carta pidiendo “a la comunidad cristiana que ore por el trabajo digno de todos, especialmente por el de los agricultores y ganaderos de nuestra provincia. Les pido también a estos que, en medio de tanta incertidumbre, no pierdan la esperanza de ganar su sustento de una forma digna y de esta manera puedan atender a las necesidades materiales, sociales, culturales y espirituales de sus familias”.