Felices y conmovidos estaban los familiares de la religiosa Cornelia Caraglio, la monja que salvó la vida del Papa en Argentina cuando fue operado de pulmón en 1957, cuando, esta mañana, tuvieron la oportunidad de recordar el episodio durante un breve coloquio con Francisco en el Aula Pablo VI. al final de la audiencia general.
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“El Santo Padre se acordó incluso de los medicamentos y las dosis que la monja le administraba en secreto por parte de los médicos”, ha dicho el párroco de la catedral de Alba, Dino Negro, que acompañó al grupo, formado por unas diez personas, que llegó de la provincia, tal como recoge Vatican News. “Era una monja dura, inteligente, valiente, decidida”, añade Negro sobre la religiosa a la que el Papa mencionó y agradeció por primera vez durante la audiencia con las enfermeras en marzo de 2018.
Localizar su sepultura
Esta mañana, el papa Francisco les instó a continuar la búsqueda de la tumba de la monja –fallecida en 1995 en Buenos Aires– aconsejando involucrar a los dos hospitales argentinos donde sirvió. Una exhortación dirigida especialmente a Orsola Appendino, apasionada de los estudios sobre la emigración piamontesa al país sudamericano, que ya ha recopilado varios documentos sobre la vida de sor Cornelia. “Hemos llevado al Papa un expediente con fotografías, cartas y, sobre todo, una copia del certificado de su bautismo”, ha dicho.
“Queríamos compartir esta experiencia que nos une con el Papa”, dice Fulvio Bianco, sobrino de la hermana Cornelia. “Tenía una sonrisa muy dulce”, dice sobre su tía. “Estamos orgullosos de tener en nuestra dinastía a una persona que logró hacer algo tan grande”, añade Laura Caraglio, prima de sor Cornelia, también de Beinette, la ciudad natal de la monja. “Gracias a ella hoy tenemos un gran Papa”, añade.