Empresarios y representantes de la Confederación italiana ‘Confartigianato’ y los servicios de seguridad vaticanos son recibidos por el Papa en audiencia
El papa Francisco ha recibido este sábado 10 de febrero, ha representantes de la Confederación italiana ‘Confartigianato’ que agrupa a empresarios y trabajadores que provienen de antiguos artesanos que se unieron tras la segunda guerra mundial. Por eso el pontífice destacó que “en las últimas décadas, el sector artesanal ha experimentado notables transformaciones, pasando de pequeños talleres a empresas que producen bienes y servicios incluso a gran escala”.
“El uso de las tecnologías ha aumentado las posibilidades del sector, pero es importante que no acaben sustituyendo la imaginación del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios”, añadió Francisco. “Falta el corazón”, añadió de manera espontánea a la vez que destacaba que el trabajo “pone en juego la capacidad creativa que puede mantener unidas la habilidad de las manos, la pasión del corazón y las ideas de la mente”.
El Papa pidió a los empresarios que “al ofrecer empleos y no tengan miedo de incluir a los grupos más frágiles, es decir, los jóvenes, las mujeres y los migrantes”. También les agradeció cuando se comprometen “a derribar los muros de la exclusión hacia los que tienen discapacidades graves o son discapacitados quizá a causa de un accidente laboral, hacia los que se mantienen al margen y son explotados”. “Toda persona debe ser reconocida en su dignidad de trabajador. No cortemos nunca las alas de los sueños de quienes quieren mejorar el mundo a través del trabajo y utilizar sus manos para expresarse”, recalcó.
Para Francisco “nuestros pies nos permiten encontrar a muchos caídos en el camino: a través del trabajo podemos permitirles caminar con nosotros. Podemos convertirnos en compañeros de viaje en medio de la cultura de la indiferencia”. “Cada vez que damos un paso para acercarnos al hermano, nos convertimos en artífices de una nueva humanidad”, añadió.
El Papa también recibió este sábado a la Inspección de Policía del Estado italiano que colabora en cuestiones de orden público en lugares como la Plaza de San Pedro. “La gente sabe que donde hay un uniforme, se puede confiar”, señaló el pontífice a la vez que agradeció este “compromiso delicado, que merece tanto más aprecio cuanto que se lleva a cabo diariamente, todos los días –¡y noches!– del año”. Un trabajo que, para el Papa, requiere también “valentía, tacto, nervios templados, atención y comprensión hacia las necesidades y criticidades de quienes piden vuestra ayuda y también de quienes hacen necesaria vuestra intervención con comportamientos problemáticos de diversa índole”.
“Quizá sea precisamente por vuestro compromiso en primera persona por lo que los ‘coches azules’ se convierten a menudo en punto de referencia para tantas otras necesidades humanas menos institucionales, pero no por ello menos importantes, de las que también os hacéis responsables: desde peticiones de información, hasta pequeños imprevistos, o para quienes acuden a vosotros para expresar un malestar, o porque, sintiéndose marginados, buscan un poco de comprensión y empatía”, concluyó.