Días atrás, la ciudad germana de Limburgo acogió un encuentro entre representantes de las conferencias episcopales de Francia, Alemania, Suiza, Bélgica, Luxemburgo y Austria. Como ocurriera en 2023 en Praga y sucederá en próximo año en París, se trata de encuentros anuales que los obispos de esos seis episcopados del corazón de Europa, por los muchos retos compartidos en contextos similares, convocan para discernir juntos.
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La cita de este año buscaba aterrizar lo compartido en el Sínodo de la Sinodalidad de octubre, que tendrá su continuación y culminación este otoño. Como explicó el cardenal luxemburgués Jean-Claude Hollerich, relator general de la asamblea sinodal, las seis Iglesias locales centroeuropeas deben fomentar el “trabajo en red” e insistir en el impulso de “un debate teológico sobre el término sinodalidad” en sus respectivas comunidades.
Resonancia política
Pero, tal y como ha recogido el diario ‘The Tablet’, el encuentro fue mucho más allá de este proceso eclesial y, en el contexto de las elecciones europeas de junio, tuvo una fuerte resonancia política, centrando los pastores su mirada en un fenómeno que les preocupa especialmente: el auge de la ultraderecha.
Así, en su declaración final, los obispos, “con vistas” a los próximos sufragios continentales, recalcaron que “la Iglesia debe seguir comprometiéndose al máximo en favor de una sociedad plural y basada en valores”. En definitiva, se trata de seguir la senda marcada por “los fundadores de la Unión Europea”, que, partiendo todos ellos del humanismo cristiano, dejó una “herencia” a proteger y que se configura en torno “al canon de valores basado en el concepto cristiano de humanidad”. Solo desde esta actitud de respeto, pluralidad y fraternidad puede argumentarse “la coexistencia pacífica en Europa”.
Los pastores de la antigua Alemania del Este
Antes de este encuentro colectivo, los obispos de la antigua Alemania del Este (que comprendía las actuales diócesis de Hamburgo, Berlín, Erfurt, Dresde, Magdeburgo y Görlitz), ya se vieron obligados a concretar con nombres y apellidos dónde está la amenaza contra el espíritu de una Europa abierta y acogedora, tal y como la soñaron algunos de sus padres fundadores, como Schuman, Adenauer o De Gasperi. Así, en una nota contundente, ya clamaron contra el auge en su región del partido de ultraderecha AfD (Alternativa por Alemania).
En una declaración conjunta, los obispos de las seis diócesis germanas pidieron a los fieles que no se afilien ni voten a una formación que reclama que Alemania abandone la Unión Europea y cuyo discurso excluyente se basa en torno a “las burdas fantasías de expulsión de los inmigrantes y de cualquiera que los apoye, la negación de protección a los que buscan refugio, el ostracismo de los discapacitados, el centrarse únicamente en la eficiencia o el negar que el cambio climático también está provocado por el hombre”. Con total nitidez, la Iglesia declara sin ambages que “todo ello es incompatible con nuestra sociedad”.
Presencia en marchas callejeras
También estos días se ha manifestado con rotundidad Georg Bätzing, obispo de Limburgo (por tanto, organizador del encuentro de los seis episcopados centroeuropeos) y presidente de la Conferencia Episcopal Alemana. En declaraciones a ‘Süddeutsche Zeitung’, ha zanjado que “no creo posible ser católico y apoyar a la AfD”.
Pero Bätizing no solo ha clamado contra la ultraderecha, sino que, en la última manifestación contra la formación, que tuvo lugar en Limburgo a finales de enero, participó activamente cogiendo una pancarta que pedía “respeto y solidaridad”. Luego, en declaraciones a ‘Katholisch’, reiteró que “el frío, el hielo y la nieve no pudieron detenernos. Era importante estar aquí y dar ejemplo de democracia, diversidad y tolerancia”.
Por su parte, los obispos de Francia ya mostraron públicamente su preocupación por el resurgimiento del “antisemitismo”, que “vuelve a extenderse” en Europa.