España

El ‘ministro’ de Economía del Vaticano: “Hay que recuperar la credibilidad, está muy dañada”

  • El prefecto Maximino Caballero abandera las Conversaciones Canónicas organizadas por la Universidad Católica de Valencia
  • “Transparencia no solo es publicar las cuentas, es demostrar que tenemos unos procesos que funcionan”, defiende el economista extremeño





“Aunque comenzó en 2014, prácticamente estamos empezando”. Es el balance de esta década de profunda reforma financiera que realiza el prefecto de la Secretaría de Asuntos Económicos de la Santa Sede, Maximino Caballero Ledo. Y lo hace, con un aviso para navegantes: “Es un proceso largo”, por lo que considera que “hay que tener paciencia, habrá ajustes”.



Así lo ha verbalizado el economista extremeño en el marco de las XVIII Conversaciones Canónicas, organizadas por la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Católica de Valencia, el Arzobispado de Valencia y CaixaBank. El prefecto compartió su reflexión sobre el presente y futuro de la hucha eclesial en el marco de unas jornadas en las que también participaron, entre otros, el arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent y el vicesecretario para Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal Española.

Controles y disciplina

“Todo nos llevará al objetivo último: poner a la Santa Sede como referencia internacional desde el punto de vista de transparencia y de recuperación de la credibilidad”, expuso Caballero sobre el principal encargo realizado por los cardenales en las congregaciones previas al cónclave que eligió papa a Jorge Mario Bergoglio.

Eso sí, aclaró que  “la economía no es el centro de la reforma de la curia, es un medio al servicio de la curia y del Santo Padre”. A la par, admitió que “la reforma es difícil de implementar, porque se pide a los entes un cambio radical de algo que durante siglos han hecho de modo diferente y no es fácil”. “No solo estamos introduciendo burocracia, que la hay, también hay controles y disciplina”, alertó.

Contra la corrupción

“Tenemos que dar y rendir cuentas”, subrayó el máximo responsable de la economía vaticana, que explicitó cómo “transparencia no solo es publicar las cuentas, es demostrar que tenemos unos procesos que funcionan, que cada ente es responsable de sus actos y que luchamos contra la corrupción”.

Sabedor de la crisis financiera en la que se encontraba la Santa Sede antes de la llegada de Francisco y con el trasfondo de escándalos como el caso Becciu, Caballero expuso en Valencia que “hay que recuperar la credibilidad que, a nivel de Santa Sede, está muy dañada, y solo se puede hacer a través de una transparencia total”. “No solo por la necesidad de dinero -hay que tener fe en la providencia- porque ese dinero no vendrá sin transparencia, sin rendir cuentas o si no hacemos las cosas cómo se deben hacer”, planteó con la mirada puesta en los donantes.

Estructura profesional

En su ponencia, el prefecto abordó la complejidad que supone poner al día a los 150 entes públicos que componen la Santa Sede, desde los dicasterios hasta los órganos judiciales,  así como el desafío de aplicar cualquier normativa. Sobre la impronta reformadora de Francisco, nada más asumir la Sede de Pedro, compartió cómo “en aquel momento se vio necesario tener una estructura profesional y adecuada para gestionar el patrimonio de la Santa Sede”.

Entre los hitos de los cambios introducidos por este Papa, destacó el Motu ‘Proprio Fidelis dispensator et prudens’ como el “disparo de salida” que se fue desarrollando hasta llegar a la constitución ‘Praedicate Evangelium’ de 2022. Entre los órganos puestos en marcha para ratificar esta reforma, destacó la Secretaría para la Economía, el Consejo para la Economía o la Oficina del Revisor General. De la misma manera, puso en valor cómo se han activado auditorías, medidas de supervisión y control de gastos, comisiones para evaluar las inversiones de la Santa Sede…

Racionalización de recursos

Para Caballero, todo este engranaje renovado busca “aplicar los principios básicos definidos por el Santo Padre: ética -respeto a la doctrina de la Iglesia-; servicio -todo está al servicio de la misión de la Santa Sede, y no al revés, y los distintos entes deben usar sus recursos de forma eficiente-; sostenibilidad económica y financiera -los recursos son muy limitados y debería haber un equilibrio entre entradas y salidas-“. “En este punto, existen otros principios relacionados: la racionalización y centralización de recursos, es decir, no duplicar estructuras en todos los entes”, puntualizó el prefecto.

Más allá de la intervención de Caballero, en la clausura de estas Conversaciones, el arzobispo de Valencia ratificó que “la Iglesia, al administrar los bienes, tiene unas exigencias éticas de honradez, claridad, transparencia y de usarlos para los fines que le son propios”. Para Benavente, este compromiso debe materializarse, “no solo por una exigencia de la sociedad sino también por una exigencia moral”. “Además de ser honrados hay que mostrar que somos honrados. Muchas veces en nuestra sociedad que tiene una imagen deformada, caricaturizada y mediatizada, hay que mostrar que esos prejuicios no son ciertos”, enfatizó.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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