El pontífice argentino recibe al seminario de la diócesis con los futuros sacerdotes de Nápoles, que cumple 90 años de existencia
Encuentro del Papa con los obispos, superiores, formadores y seminaristas del Seminario de Nápoles “Alessio Ascalesi”, con motivo del 90 aniversario de su inauguración. Y como sucediera con los futuros sacerdotes de Madrid, Francisco optó por dejar a un lado el discurso y mantener un diálogo abierto con ellos. Aun así, en el mensaje que les trasladó a los estudiantes dejó algún que otro encargo: “Se os pide ser servidores -es decir ministros- que sepan adoptar en cada situación un estilo de discernimiento pastoral, sabiendo que todos nosotros, sacerdotes y laicos, estamos en camino hacia la plenitud y son trabajadores en una obra de construcción”.
“No podemos ofrecer respuestas monolíticas y prefabricadas a la compleja realidad de hoy”, expuso el pontífice argentino, que a la vez compartió que “debemos invertir nuestras energías en anunciar lo esencial, que es la misericordia de Dios, y manifestarlo a través de la cercanía, la paternidad, la mansedumbre, afinando el arte del discernimiento”. Para ello, invitó a los seminaristas a concebir la Iglesia “ante todo” como una obra “siempre abierta”, o lo que es lo mismo, “constantemente en movimiento, abierta a la novedad del Espíritu, superando la tentación de preservarse a sí misma y a sus propios intereses”.
Con esta perspectiva, también les planteó entender “el camino de la formación al sacerdocio” como “una obra en construcción”. “Nunca debemos cometer el error de sentir que hemos llegado, de considerarnos ya preparados para los desafíos”, advirtió Francisco, que llamó a depurar “las falsedades internas” para edificar una “vida según el estilo de Jesús”.
“Puede ser ciertamente un trabajo agotador -reconoció el Papa-, pero si permanecéis dóciles y verdaderos, disponibles a la acción del Espíritu sin poneros rígidos y a la defensiva, descubriréis la ternura del Señor en vuestra fragilidad y en vuestra la pura alegría del servicio”. Es más, subrayó la prioridad de “trabajar la madurez emocional y humana”. “No os dejéis engañar por el culto a la imagen y a la apariencia, sino cuidando vuestra vida interior”, añadió.