Adiós a Juan María Uriarte (Frúniz, 1933), el gran obispo vasco que buscó la paz. El emérito de San Sebastián ha fallecido hoy en el Hospital Universitario de Basurto, donde fue ingresado el domingo tras sufrir un ictus a mediodía.
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El prelado de 90 años recibió horas antes de morir la unción de manos del obispo de Bilbao, Joseba Segura, aunque días antes también recibió el sacramento de otros dos sacerdotes acompañados por un familiar del prelado, según ha podido saber Vida Nueva. El obispo vasco más conocido y reconocido ha fallecido siendo homenajeado, en parte, en vida, pues el pasado 9 de junio, coincidiendo con su 90 cumpleaños, su diócesis natal le rindió un cariñoso homenaje con una eucaristía de acción de gracias en la Basílica de Begoña y un almuerzo en Derio, al que asistieron diocesanos y varios obispos de las diócesis en las que ejerció su ministerio. Sin embargo, otros reconocimientos en vida permanecían paralizados.
El gran obispo vasco que ejerció de puente entre el Gobierno de José María Aznar y ETA a petición de los populares fue ordenado sacerdote el 28 de julio de 1957. Era Licenciado en Teología por la Universidad Pontificia de Comillas y en Psicología por la Universidad de Lovaina. Así, durante sus primeros años de sacerdocio ejerció como formador en el Seminario Menor de Bilbao y director espiritual del Seminario Mayor de Bilbao (1963-70).
El 17 de septiembre de 1976 fue nombrado obispo auxiliar de Bilbao y consagrado el 11 de octubre.
Diez años al frente de San Sebastián
El 17 de octubre de 1991 fue nombrado obispo de Zamora. Durante su pastoreo en la diócesis castellanoleonesa participó, como miembro elegido por la Conferencia Episcopal Española, en la II Asamblea Especial para Europa del Sínodo de Obispos, celebrada del 26 de septiembre al 17 de octubre de 1999 en el Vaticano.
En la Conferencia Episcopal fue presidente de la Comisión Episcopal del Clero de 1993 a 1999. Y desde ese año hasta 2022 miembro del Comité Ejecutivo.
El 13 de enero de 2000 fue nombrado obispo de San Sebastián, donde sucedió a José María Setién. Tomó posesión el 27 de febrero y estuvo allí como prelado durante diez años, hasta que Benedicto XVI aceptó su renuncia por edad en 2009.
Desde su renuncia residió en la Diócesis de Bilbao. Allí ha estado siempre dispuesto a echar una mano a los dos obispos con los que ha convivido en el tiempo: Joseba Segura, Mario Iceta y Ricardo Blázquez. Además, sin parar de trabajar ofreciendo conferencias y retiros tanto en España como en Latinoamérica, una misión esta que aparcó tras la pandemia.