Un domingo tras otro, el papa Francisco no aparca su denuncia contra las guerras abiertas en el planeta. Incluso en una semana de especial tensión diplomática con Israel después de que el secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin, calificara de “carnicería” la operación del Gobierno en la Franja de Gaza.
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“La guerra es siempre una derrota, donde quiera que se combata, las poblaciones están exhaustas, cansadas de la guerra que siempre es inútil, solo lleva muerte y destrucción y no traerá nunca la solución del problema”, dijo esta mañana el pontífice argentino en el marco del rezo del ángelus, citando explícitamente la crisis de Tierra Santa o de Ucrania. “No nos cansemos de rezar, porque la oración es eficaz”, apostilló.
Con Sudán de fondo
Diez meses después de que se iniciara el conflicto armado en Sudán, el Papa exigió a sus responsables “paren esta guerra que hace tanto mal a la gente”. “Recemos para que se encuentren pronto caminos de paz”, añadió. También tuvo presente a la provincia de Cabo Delgado, en Mozambique, “para que la paz vuelva a esta tierra martirizada”.
Más allá de las referencias a la actualidad, remitiéndose al evangelio del día que aborda las tentaciones de Jesús en el desierto, el Papa puso nombre a las “bestias del alma” que acechan al hombre de hoy: “los diversos vicios, la avidez de riqueza, que aprisiona en el cálculo y la insatisfacción, la vanidad del placer, que condena a la inquietud y la soledad, e incluso la codicia de la fama, que genera inseguridad, una necesidad continua de confirmación y protagonismo, etcétera”.
“Es necesario ir al desierto para notar su presencia y enfrentarlos. Y la Cuaresma es el momento de hacerlo”, recomendó el pontífice que esta misma tarde inicia su retiro de preparación para la Pascua.