A las cinco de la tarde de hoy, la Casa de Espiritualidad de Begoña, en Bilbao, se ha abierto para acoger la capilla ardiente del que fuera obispo de San Sebastián y Zamora, Juan María Uriarte. “Fue una persona que iba mucho más allá de lo que son los límites de la Iglesia y de los templos porque ha tenido un impacto en relaciones, reconocimiento, comunicaciones y diálogo con mucha gente”, compartió el actual obispo de Bilbao, Joseba Segura, con los periodistas presentes en el espacio eclesial habilitado tras el fallecimiento del pastor vasco ayer, a los 90 años.
En esta misma línea, puso en valor su trabajo en favor de la paz y la reconciliación entre el pueblo vasco, una entrega que, para Segura, se pondrá de manifiesto en su despedida, por la “gran diversidad de personas que le han conocido, le valoran y que en el último momento le quieren mostrar su aprecio”.
La capilla ardiente permanecerá abierta hasta las 15.30 horas de mañana cuando se celebrará la misa funeral se en la basílica de Begoña. Posteriormente, sus restos mortales serán trasladados a Frúniz, su municipio natal, donde descansarán en el panteón familiar.
Entre las autoridades presentes en la Casa de Espiritualidad, se encontraban el lehendakari, Iñigo Urkullu, que definió a Uriarte como “un hombre fiel y entregado a la Iglesia y a su Evangelio y, por lo tanto, un hombre también de paz”. “Impulsó además que la Iglesia vasca fuera una Iglesia pegada a la tierra y a las necesidades de la ciudadanía, cercana a los problemas sociales”, subrayó.