Un tiempo de conversión y sobre todo de acción. Es la posición de los obispos bolivianos con el inicio de la Cuaresma toda vez que han pedido vencer “la indiferencia ante el hermano que sufre y llora”.
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Han pedido estar atentos ante el clamor del pueblo boliviano, por lo que “no podemos” hacernos la vista gorda “ante el sufrimiento generalizado”, por lo que se debe “optar por la valentía de la conversión” para salir de esas ataduras.
Es que la Cuaresma per se es un “tiempo de valentía y conversión” observan los prelados al tiempo que invitan a romper con esas esclavitudes cotidianas como la indiferencia y la injusticia, el dinero y el afán de poder.
Guiados por el Espítitu
Llegó la hora – piden los obispos – de plantar cara a “las desigualdades y los conflictos sociales” en pos de proteger a los pequeños y humildes.
Sobre todo para “dejarnos guiar por la escucha de la Palabra de Dios” para promover la cultura del encuentro, porque es allí donde “descubrimos el amor de Dios, donde
me encuentro con el otro que es mi hermano y camina a mi lado”.
Recordaron también que la Cuaresma “es un tiempo de caminar juntos, de tomar decisiones dialogadas, consensuadas y no fruto de imposiciones, presiones, amenazas o violencias”.
Los prelados recordaron que “nuestro pueblo necesita recuperar la alegría de vivir, que se manifieste en sus rostros” y están seguros de que Bolivia retomará la senda de esperanza por “una vida nueva”.