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El Vaticano consigue que los obispos alemanes acepten frenar la votación de los estatutos del Comité Sinodal

En nombre del papa Francisco, los cardenales Parolin, Fernández y Prevost han recordado a la Iglesia germana que no tiene “autoridad” para dar ese paso





Reunida estos días en Augsburgo la Asamblea General de la Conferencia Episcopal Alemana, sus obispos debían votar los estatutos del Comité Sinodal. Pero, como informa la ‘Agencia Católica de Noticias’ (‘KNA’) y ratifica el portal oficioso de la Iglesia germana, ‘Katolisch’, todo se ha paralizado desde el viernes 16 de febrero. Y es que ese día recibieron una carta firmada por tres de los principales cardenales de la Curia (el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin; el prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Víctor Manuel Fernández; y el prefecto del Dicasterio para los Obispos, Robert Prevost). Ratificada la misiva por el papa Francisco, los pastores alemanes se han visto obligados a cumplir con lo dispuesto por la Santa Sede y no han dado el paso previsto.



Ya hacía meses que la Santa Sede había informado oficialmente al Camino Sinodal Alemán de que no tenía “autoridad” para crear un “Consejo” que aterrizara de un modo concreto lo discernido por la Iglesia germana entre 2020 y 2023, pero, hasta ahora, sus responsables habían ignorado los avisos llegados desde Roma y, el 11 de noviembre, crearon su órgano previo, el Comité Sinodal.

Asamblea constitutiva en Essen

Ese paso se dio tres meses atrás en la asamblea constitutiva celebrada en Essen, pese a que cuatro obispos (el cardenal de Colonia, Rainer Maria Woelki; y los titulares Eichstätt, Gregor Maria Hanke; Passau, Stefan Oster; y Ratisbona, Rudolf Voderholzer) rechazaron acudir en señal de protesta por una medida que consideraban que era un desafío a la autoridad de Francisco.

Con todo, pese a la ausencia de los cuatro pastores, el Comité Sinodal se constituyó formalmente, adoptando sus estatutos y nuevas reglas de funcionamiento. Entre ellas, la principal era la que establecía que “los laicos tienen voz y voto permanente y en igualdad con los obispos”. Lo que se traducía en que, de ahora en adelante, todo lo que se apruebe lo será con una mayoría global simple de dos tercios.

Cambio en el sistema de mayorías

Teniendo en cuenta que el organismo está compuesto por 27 obispos, 27 delegados laicos del Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK) y otras 20 personas elegidas en el Camino Sinodal (sin concretarse si son consagrados o seglares) para estar presentes en el proceso de toma de decisiones, los prelados ya no tendrán una posición preponderante ante cada medida adoptada. Un cambio más que significativo con lo que ocurría desde el inicio del Camino Sinodal, cuando bastaba con que no hubiera una mayoría de dos tercios entre el grupo de los obispos para que una medida no saliera adelante.

Ahora, siendo el Comité Sinodal el encargado de “garantizar” que todas las resoluciones aprobadas “se promulguen en las diócesis alemanas”, el proceso debería culminarse en 2026 con la constitución de un Consejo Sinodal que actuaría a modo de “organismo permanente” para ejercer como “asesor” en un plan pastoral de carácter “nacional” y que, “compuesto por obispos y laicos”, tendría una autoridad “supradiocesana”. Es decir, que estaría por encima de la autoridad de la Conferencia Episcopal.

Se llama a continuar el diálogo

Volviendo a la carta de los cardenales Parolin, Fernández y Prevost, en ella se apela al “diálogo” que se mantiene entre el Vaticano y la Iglesia alemana y que, pese a los momentos más tensos que ha habido desde que se iniciara el Camino Sinodal, nunca se ha interrumpido. De ahí la petición de que no se votaran los estatutos del Comité Sinodal antes de la próxima reunión. Algo que, pese a no haber aún fecha confirmada para su realización (se habla de “un futuro próximo”), se ha aceptado como muestra de buena voluntad por parte de los obispos germanos.

Por todo ello, parece que habrá que esperar a la próxima reunión entre el Episcopado alemán y el Vaticano para saber si esta Iglesia local acepta que “no tiene autoridad” para crear un órgano de gobierno conjunto de laicos y clérigos, lo que sería “inválido” a ojos de la Santa Sede y el Papa, o el pulso sigue adelante.

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