El patriarca latino de Jerusalén preside una misa en la basílica de la Sagrada Familia, con motivo de la octava edición de ‘Sent la Creu’, una iniciativa por la paz de los jóvenes de la Archidiócesis de Barcelona
“No estamos preparados para soluciones temporales. Y al final de esta situación tan terrible, queremos soluciones permanentes, que aborden los problemas de pura cepa, tanto en lo político como en lo religioso.””. Es la tesis sobre el presente y futuro de Tierra Santa que compartió ayer por la tarde el patriarca latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, a cuantos le escucharon en la basílica de la Sagrada Familia.
El purpurado franciscano presidió la misa dominical vespertina en el templo creado por Antonio Gaudí, una ceremonia en la que concelebraron el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, y el obispo auxiliar, David Abadías. Esta eucaristía por la paz, a la que asistieron unas 2.000 personas, se enmarca dentro de la octava edición de ‘Sent la Creu’ (‘Siente la Cruz’), convocada cada primer domingo de Cuaresma y promovida por el Secretariado diocesano de pastoral con jóvenes del Arzobisbado de Barcelona.
“No todo está perdido en Tierra Santa”, entonó Pizzaballa en la homilía, convencido de que aún puede haber una salida al enfrentamiento entre israelíes y palestinos. “Nuestro deseo por la paz también se convierte en nuestra responsabilidad por lograr la paz”, añadió el cardenal.
Con la mente puesta en el día que termine la actual ofensiva en Gaza, el purpurado expuso “después de la guerra tendremos que encontrarnos y reunirnos todos juntos para abordar esta crisis, pero para ello tendremos que encontrar palabras que no hablen de violencia sino de entendimiento”. “No debemos hacerlo únicamente porque sea necesario sino porque nos amamos”, aseveró durante su alocución.
Pizzaballa ha desarrollado estas ideas en una entrevista concedida al semanario ‘Catalunya cristiana’ y volvió a reiterar en la necesidad de crear dos estados como única solución posible, tal y como defienden tanto Naciones Unidas como la Santa Sede. “Israelíes y palestinos no pueden vivir juntos ”, lamenta en diálogo con Rosa María Jane Chueca, a la vez que denuncia que “estamos muy sorprendidos por la ‘timidez’ , digamos así, de la comunidad internacional, que es incapaz de poner fin a esta tragedia ”.