El arzobispo de Santo Domingo, Francisco Ozoria, preside una eucaristía de acción de gracias por el obispo español, que regresa a España
El obispo español Raúl Berzosa regresa a España. Después de más de tres años en la arquidiócesis de Santo Domingo y cuando se cumplen cinco años desde que dejara la diócesis de Ciudad Rodrigo, el pastor pone rumbo a Madrid. Ayer, la catedral primada de América de Santo Domingo acogió una eucaristía de acción gracias por la entrega del prelado, que estuvo presidida por el arzobispo de Santo Domingo y primado de Indias, Francisco Ozoria.
“Para este servidor, ha llegado el final de esta rica y fecunda misionera”, sentenció Berzosa al finalizar la misa, recordando que “vine ligero de equipaje, sin hacer mucho ruido y me voy ligero de equipaje y me hubiera gustado no hacer mucho ruido”. “Voy con alguno kilos de más en mi carne por lo bien tratado que he sido”, bromeó justo después.
“Me he sentido realizado en mi ministerio episcopal”, aseveró Berzosa, que puso en valor cómo su corazón se ha llenado de “historias y personas entrañables”. “Hemos vivido una verdadera fraternidad en estos años”, compartió además el obispo español sobre el trabajo mano a mano realizado con sus compañeros de camino. “Me hubiera gustado ir dando un abrazo uno por uno, sería la mejor expresión de lo que siento”, expuso.
En esta alocución de agradecimiento, Berzosa subrayó que se lleva en la maleta a España “un Pueblo santo y fiel que está potenciando nuevas realidad y, sobre todo, movimientos laicales”, “una presencia de un Cristo vivo como no lo había experimentado antes”, “una mayor comunión con el Papa Francisco” y “un respeto profundo por los hermanos más pobres y vulnerables”. A partir de ahí, reivindicó la necesidad de una “Iglesia sinodal de puertas abiertas”. En su intervención también dejó caer que “agradezco al Papa Francisco que me enviara aquí”.
Por su parte, el arzobispo Francisco Ozoria agradeció a Berzosa su presencia “muy activa y muy fecunda, muy de servicio”. “Permanentemente ha estado moviéndose en actividades y lugares, no ha tenido descanso”, expuso el prelado, que reconoció que “lo medio secuestré para llevarle a conocer Puerto Plata”.
Antes de la bendición final, la Arquidiócesis de Santo Domingo le entregó al obispo español una imagen de la Virgen de la Altagracia, patrona del pueblo dominicano.