España

Detenido un sacerdote y su supuesto novio en Don Benito por traficar con Viagra

  • El diario El Mundo desvela una operación de compra-venta de “potentes afrodisiacos”  con una clientela “cada vez más abultada” en una parroquia de la localidad extremeña
  • “Mostramos nuestra disposición a colaborar en todo lo que sea necesario y se nos requiera y afrontar las actuaciones pertinentes”, señala el Obispado de Plasencia





La Guardia Civil detuvo ayer en la localidad extremeña de Don Benito a un sacerdote y a su pareja sentimental por “traficar” con Viagra y otros “potentes afrodisiacos”. Así lo recoge hoy en exclusiva el periódico El Mundo, que detalla cómo la casa parroquial era el epicentro de distribución de estas sustancias. El diario señala además que el sacerdote pertenecería a la iglesia parroquial de San Sebastián, considerada la primera ermita de la ciudad.



A la espera de tener más información de la publicada por los medios, “lamentamos, ciertamente, los hechos descritos por el dolor,
sufrimiento y escándalo que suponen”, señala la Diócesis de Plasencia en un comunicado.

Del mismo modo, indican que están “aguardando a que se esclarezcan los hechos”, porque “la investigación sigue su curso”. “Atentos a su desarrollo, con prudencia y respeto hacia las personas implicadas, desde el obispado mostramos nuestra disposición a colaborar en todo lo que sea necesario y se nos requiera y afrontar las actuaciones pertinentes”, agregan.

La operación del Cuerpo Armado se desarrolló en la vivienda del sacerdote, fruto de una investigación abierta desde hace meses, al constatar un trasiego constante de personas en la casa sacerdotal para obtener las sustancias ilegales. Ayer, a la vez que se arrestó al cura y a su pareja, los agentes recopilaron parte del material que, “al parecer”, el presbítero haría llegar a “una clientela cada vez más abultada”, tal y como recoge el diario.

Caso abierto

Desde la benemérita no se descartan nuevas detenciones. Eso sí, desde el diario El Mundo apuntan que “los investigadores están convencidos de que el párroco y el otro hombre son los que dirigían la actividad”. De la misma manera, relatan cómo “la protección que el cura creía que le daba su posición, hacía que actuara con impunidad”.

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