El presidente de la Pontificia Academia para la Vida, el arzobispo Vincenzo Paglia, está convencido de que “todos tenemos que ayudar a los mayores a redescubrir una nueva vocación en esta etapa vital”. Así lo puso de manifiesto esta tarde en la Fundación Pablo VI, en el coloquio que mantuvo con la exministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, María Luisa Carcedo. Este diálogo a dos bandas, moderado por el director general de la Fundación Pablo VI, Jesús Avezuela, tuvo como eje la Carta de Derechos de las Personas Mayores y Deberes de la Comunidad coordinado por el propio Paglia.
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“Tenemos una concepción de la vejez desde el descarte, que no valen nada, que son solamente un peso y no una riqueza, que no producen y cuestan”, lamentó el prelado italiano. A la par, reivindicó “un cambio de cultura, de mentalidad y de pastoral” para que los mayores “sean sujetos activos”. Paglia fue más allá para asegurar que “los propios ancianos han aceptado ser descartados”. Por ello, reivindicó que “la revolución para dar dignidad a los ancianos tiene que llevarnos a una revolución más amplia, que implique a toda la sociedad”.
Mayor dignidad
María Luisa Carcedo insistió en que la “nuestra Constitución menciona a los mayores” y, por tanto, “obliga” a darles dignidad. “Si los poderes públicos no lo hacen posible, hay que reivindicar que así lo sea”, señaló. “Debemos repensar la convivencia con derechos, no solo con voluntades”, añadió la ex ministra. Además, hizo hincapié en la necesidad de proteger a los ancianos más vulnerables y con discapacidad, cuidando, por ejemplo, las pensiones no contributivas “para que sean dignas”.
Por su parte, Jesús Avezuela también subrayó las “deficiencias de un sistema de bienestar que ha generado muchos progresos” pero que también ha traido consigo “soledad y abandono”. “Es una situación que resulta preciso cambiar”, expuso el responsable ejecutivo de la Fundación Pablo VI, para poder hacer realidad “el derecho de las personas a llevar una vida digna e independiente”.
A lo largo del diálogo se abordaron cuestiones como el papel de las residencias, el edadismo, la soledad de los mayores o la eutanasia. Para Paglia, “la eutanasia nace de una pobreza de pensamiento”. “El miedo de ser verdaderamente humanos nos lleva a la eutanasia: la gente no quiere morir, lo que no quiere es sufrir”, subrayó el arzobispo italiano. “Por eso, desde la Academia hacemos una apuesta muy fuerte de los cuidados paliativos y evitar el encarnizamiento terapéutico”, destacó el prelado. Carcedo, por su parte, defendió la actual ley de eutanasia, bajo el argumento de que “es un ejercicio de libertad individual”.