Después de una semana de Plenaria en Augsburgo, los obispos de Alemania han cerrado este 22 de febrero un encuentro marcado por el freno impuesto desde el Vaticano para que no voten los estatutos del Comité Sinodal, en espera de mantener una próxima reunión para continuar con el “diálogo” en Roma.
Como recoge ‘Katolisch’, Georg Bätzing, presidente del Episcopado germano, ha valorado la situación en un encuentro con los medios tras la ceremonia de clausura. Una rueda de prensa en la que ha recalcado que “nuestro objetivo es conectar de manera positiva todas las corrientes de acción y lucha en torno y por una Iglesia sinodal”. Una fórmula marcada por un juego de equilibrios (entre otras cosas, los obispos germanos tienen que hacer frente a la oleada de críticas internas recibidas por laicos y religiosos molestos con su decisión) que, en relación con la Santa Sede, se traduce en “la necesidad de encontrar un camino común antes de hablar de contenidos”.
El titular de Limburgo ha reiterado que “no queremos limitar de ningún modo la autoridad del obispo”. Y es que este es el mayor temor de quienes creen que el Comité Sinodal, que llevará a un Consejo Sinodal que actuaría como una entidad “supradiocesana”, es un instrumento que acabará con independencia de los obispos y de la Conferencia Episcopal a la hora de ser custodios de los dogmas de fe.
Para los que acusan a la Iglesia germana de ir al margen del Sínodo de la Sinodalidad, animado por el papa Francisco como un nuevo estilo identitario para toda la comunidad católica mundial, Bätzing ha aclarado que “estamos convencidos de que también queremos esto en el Camino Sinodal”. Y es que, aunque puedan ir a otro ritmo y con estructuras propias, comparten esa misma necesidad de reformas desde el diálogo fraterno, puesto que “van en la misma dirección: el desarrollo de la Iglesia”.
Otra cosa es que, en su camino, busquen “incorporar los avances de la Iglesia en una consulta vinculante con los creyentes que sea transparente, al mismo tiempo que abierta y que proporcione responsabilidad, para que podamos tomar mejores decisiones”.
En definitiva, “los obispos ven la necesidad de una buena y exitosa comunicación con los responsables en Roma y pronto darán un paso más en estas conversaciones que comenzaron en julio del año pasado”.