España

El beato Pironio conquista Madrid como “promotor de la sinolidad”

La Iglesia española celebra un coloquio y una eucaristía por el cardenal argentino que inventó las Jornadas Mundiales de la Juventud y que subió a los altares el pasado mes de diciembre





El beato Eduardo Pironio se paseó esta tarde por Madrid. De la mano de quienes compartieron con él parte de su vida y de su entrega pastoral. La sala capitular de la catedral de Nuestra de la Almudena acogió un coloquio sobre el cardenal argentino que fue beatificado el pasado 16 de diciembre. Justo después se celebró una eucaristía de acción de gracias por el nuevo beato. Aforo completo en un acto en que tomaron la palabra el cardenal Fernando Vérgez, presidente de la Gobernación del Vaticano, y el cardenal claretiano Aquilino Bocos.



Junto a ellos, también compartieron su experiencia vital con el purpurado argentino Laura Moreno, delegada episcopal de jóvenes de Madrid, y Víctor Cortizo, el que fuera responsable de juventud de la Conferencia Episcopal Española. Junto a ellos, en la mesa presidencial, se encontraban los cardenales eméritos de Madrid, Carlos Osoro y Antonio María Rouco Varela, y el obispo emérito de Almería, Adolfo González Montes.

De maestro a amigo

“Además de un maestro, fue un padre, un hermano, un amigo”, expuso Vérgez, que fue secretario particular de Pironio durante 23 años, toda su estancia en Roma. Entre otros rasgos del purpurado elevado a los altares, destacó cómo “vivió para los demás y se identificó con las preocupaciones de sus hermanos”. “Ser presencia es para él una misión, no pasar por delante de nadie con indiferencia o cerrazón”, añadió Vérgez. El purpurado glosó alguno de los episodios vitales de referencia de Pironio, con un subrayado especial en la creación de las Jornadas Mundiales de la Juventud y cómo afrontó de manera “heroica” la enfermedad “con serenidad y paz”.

El cardenal Aquilino Bocos hizo hincapié en cómo era “un hombre fascinado por el radiante rostro de Cristo”. “Aquí en Madrid hemos disfrutado de su cercanía, su figura era sencilla y entrañable, su mirada serena y acogedora”, describió el purpurado que tuvo la oportunidad de compartir inquietudes con el pastor argentino. “Corroboró con su vida que la grandeza no se enseña ni se adquiere, sino que es fruto de dejarse en manos de Dios”, ensalzó el misionero claretiano.

“Tenía especial sensibilidad para detectar los brotes verdes de la primavera de la Iglesia”, verbalizó Bocos, sobre un hombre que “supo hermanar libertad, compromiso y serenidad”. “Lo que más valoraba de Pironio era su amor a los enemigos”, dejó caer sobre las injurias e injusticias que sufrió el ahora beato en su vida. “A medida que pasa el tiempo, la figura de Pironio se agiganta”, sentenció, defendiendo su papel en favor de la vida religiosa y convencido de que “fue uno de los grandes promotores de lo que hoy estamos viviendo como sinodalidad”.

Acogida inmediata

En su alocución, Víctor Cortizo recordó una homilía que escuchó en primera persona en Luján y puso en valor que Pironio “su acogida inmediata, porque cada momento con él era importante y lo hacía importante”. “En un entorno eclesial en el que había mediocridad, él siempre perdonaba y consideraba que había que dar un paso al frente, porque pensaba que estar callados era de mediocres”, remarcó.

“Yo pude ver de muy jovencita la fama y los signos de santidad de Pironio”, aportó Laura Moreno, que se detuvo después en “la fuerza de ese hombre que supo cargar con la cruz de la enfermedad”. “El amor a la Iglesia, el amor a María y la contemplación marcaron la entrega del nuevo beato”, remarcó.

En la misa de acción de gracias por la vida de Pironio, que presidió el cardenal Cobo, el arzobispo de Madrid señaló que “Pironio acompañó a la vida consagrada en una difícil etapa postconciliar y tuvo la idea genial de poner en marcha la Jornada Mundial de la Juventud”.

“Lo especial de la santidad no es que sean vidas lejanas, sino cercanas y proponibles”, reflexionó en voz alta el purpurado sobre el ejemplo del beato para los católicos de hoy, que añadió que “los santos de mis amigos, son mis santos”. “Frente a los profetas del pesimismo, esta es una Iglesia de esperanza que, como nos decía Pironio, que se hace con todos, con actividad y compromiso, desde la diversidad de carismas”, aportó Cobo, que subrayó que “la Iglesia no es ni una teoría ni un libro, es un pueblo”. En este sentido, remarcó que Pironio hoy es referente para redescubrir la vocación del laicado y aterrizar el Concilio Vaticano II.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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