La ‘Operación Botafumeiro’ llevada a cabo por el Equipo de Delincuencia Organizada y Antidrogas de la Guardia Civil de Badajoz, que todavía sigue abierta y que incluyó la detención de un sacerdote de la localidad extremeña de Don Benito y de su supuesta pareja, habría frustrado un negocio ilegal más que rentable.
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Y es que, tal y como ha explicado la propia benemérita, en la vivienda que el párroco de la iglesia de San Sebastián y otro hombre compartían, intervenieron unos 2,1 kilos de mefedrona, también conocida como ortomefedrona. Esto se traduciría en alrededor de 100.000 euros de ingresos, teniendo en cuenta que cada dosis de esta droga supera los 40 euros.
Red de contactos
La mefedrona es una droga con fines estimulantes, que suele consumir el colectivo homosexual por su efecto dilatador. De hecho, tal y como han desvelado algunos medios, el compañero del cura utilizaría supuestamente Grindr -una red social de contactos gais- como canal para iniciar la venta de los estupefacientes.
Este mismo martes la Guardia Civil interceptó el envío de dos paquetes que contenían 30 gramos de mefedrona en total, la sustancia estupefaciente con la que presuntamente habrían traficado el párroco y su supuesto compañero sentimental.
Por paquetería
El equipo investigador inició la operación cuando detectaron cómo dos vecinos dombenitenses se estarían dedicando a traficar con drogas desde su propio domicilio. Según relata el Cuerpo Armado, recibirían los estupefacientes por paquetería, para después distribuirla en pequeñas cantidades a terceros en distintos lugares de España, aunque su principal foco era la venta directa a consumidores de la comarca.
Además de la mefedrona, la Guardia Civil intervino en la casa dos básculas de precisión, 3.300 euros supuestamente obtenidos de la venta de la droga. Y sí, finalmente la benemérita también encontró en la casa del sacerdote varios blisters con comprimidos de sidelnafilo, coloquialmente conocido como Viagra. Esta es utilizada también en las fiestas sexuales para contrarrestar el efecto de otras drogas.
Con las pruebas incriminatorias el cura y su pareja fueron detenidos por un supuesto delito contra la salud pública. El tribunal competente, tras las correspondientes diligencias, decretó libertad con cargos para el presbítero y prisión sin fianza para su compañero.