Hace unos minutos, al mediodía de este 23 de febrero, la Santa Sede ha anunciado oficialmente el nombramiento de un obispo coadjutor de Bangassou, en República Centroafricana: el carmelita descalzo italiano Aurelio Gazzera.
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De este modo, acompañará pastoralmente al comboniano cordobés Juan José Aguirre, quien fuera nombrado obispo adjutor de la comunidad eclesial centroafricana en 1997 y, tres años después, en el 2000, ya fue designado por Juan Pablo II como pastor titular de Bangassou.
En junio cumple 70 años
Lejos de obedecer a problemas graves de salud (en junio cumple 70 años, por lo que le quedan más de cinco para presentar la preceptiva renuncia por edad), sí es cierto que a veces el cansancio pesa, por lo que Aguirre comparte con Vida Nueva su satisfacción ante este nombramiento: “Es una alegría para mí”. Y es que “estoy feliz de que alguien me ayude en una diócesis de 135.000 km. El trabajo pastoral es enorme, y muchas veces en una zona de alto riesgo. Mi salud está desquebrajada después de 43 años de misión. Una ayuda como la del padre Aurelio es como una bocanada de aire puro”.
Como explica el mismo titular de Bangassou, “Aurelio Gazzera, de 62 años, es un carmelita que lleva 30 años en Centroáfrica”. Además, el hasta ahora responsable de Cáritas en la Diócesis de Bouar, “quiere que la Fundación Bangassou tenga un brazo en Italia”, lo que a Aguirre le ilusiona enormemente, pues lleva muchos años volcado en una institución benéfica que siente su gran legado. Otro detalle relevante es que “su consagración episcopal será el 9 de junio. No sabemos si en Bangui o en Bangassou. Vendrá a vivir aquí justo después de Pascua”.
Jesús Ruiz se fue a M’Baïki
En marzo de 2021, Juan José Aguirre tuvo que despedirse de quien durante tres años fue su obispo auxiliar en Bangassou, el también comboniano español Jesús Ruiz Molina, elegido por el Papa para pastorear otra diócesis de República Centroafricana: M’Baïki. Perdía así a su mano derecha en el acompañamiento diario de una Iglesia local marcada, además de por su inmensidad, por el azote constante de la violencia.