Tras un diálogo iniciado hace un mes entre obispos de la Provincia Eclesiástica de Acapulco y delincuentes, finalmente este 22 de febrero se logró el cese al fuego y el repliegue de los grupos criminales a su territorio natural, de acuerdo con el sacerdote Filiberto Velázquez de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa
Una tregua entre grupos criminales en la sierra del estado de Guerrero se logró este 22 de febrero gracias a un diálogo iniciado por la Iglesia católica desde hace un mes.
Luego de que se conociera que cuatro obispos habían servido como puente para que los líderes de los Tlacos y la Familia Michoacana llegaran a acuerdos de paz y acabar así con las masacres en algunas zonas del estado, los pastores fueron duramente criticados; incluso, se habló de un fracaso por parte de la Iglesia en las negociaciones.
Sin embargo, de acuerdo con el sacerdote Filiberto Velázquez, director del Centro de Derechos Humanos Minerva Bello, de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, si bien fue la Iglesia la que medió para iniciar un proceso de diálogo, las negociaciones se siguieron llevando a cabo directamente entre los líderes de los grupos en conflicto, y ahora han dado frutos de paz.
Hace unas semanas, el obispo de Chilpancingo-Chilapa, José de Jesús González, dio a conocer que junto con los obispos Leopoldo González, arzobispo de Acapulco; Joel Ocampo de Ciudad Altamirano y Dagoberto Sosa, obispo de Tlapa, se habían reunido con líderes delincuenciales a fin de pedirles el cese de la violencia y alcanzar la paz en la entidad.
Esto, luego de que en el último mes se recrudeció la violencia en Guerrero, principalmente en el municipio de Chilpancingo, donde los grupos rivales llevaron a cabo varias masacres en su intento por controlar ciertos territorios.
No obstante, el diálogo entre los pastores y los grupos criminales provocó opiniones encontradas en los medios de comunicación y dentro de la propia Iglesia, sobre todo, luego de que el pasado 18 de febrero se registrara otra masacre en la zona de conflicto.
Entre los acuerdos alcanzados por los grupos criminales están -según el sacerdote de Chilpancingo-Chilapa- el cese al fuego y el replegarse cada uno a su territorio natural: la Familia Michoacana, a Tierra Caliente; y los Tlacos, a la sierra.
El padre Filiberto Velázquez confió en que esta tregua impacte de manera positiva sobre todo en los municipios donde se había registrado una fuerte violencia en los últimos meses, a fin de que las personas puedan regresar a sus hogares y se logren reconstruir todas las escuelas destruidas a causa de los ataques con arma de fuego, para lo cual pidió la ayuda del Estado.
Recordó que es una solución posible, aunque no deseable, ante una emergencia de violencia, y frente a una fiscalía estatal que no ha dado resultados en materia de seguridad. Pidió al gobierno seguir trabajando por la paz duradera, que -dijo- parte de la reconstrucción del tejido social, principalmente con los jóvenes y las víctimas.