“Con el Pacto Educativo Global el Santo Padre nos invita a renovar nuestra pasión por la educación, para educar a las jóvenes generaciones sobre la fraternidad universal”. Con esta mirada esperanzadora, el cardenal José Tolentino Mendonça, prefecto para la Cultura y la Educación, se dirigió esta tarde a los 1.200 participantes del Congreso ‘La Iglesia en la Educación’ que se celebra hoy en Madrid.



El ‘ministro’ vaticano fue el responsable de abrir la tarde de ponencias desarrollando el magisterio de Francisco en materia educativa, concentrado en la conciencia de que “educar en la fraternidad significa enseñar a hacer alianzas (pactos), crear redes, cantar en coro, construir puentes”. “No tengamos miedo –al contrario, tenemos el deber– de unir a todos los actores sociales en torno a una causa común como es la educación”, alentó el purpurado portugués. “Asumiendo la tarea educativa, no sólo estamos gestionando el tráfico de piedras de un lugar a otro, sino que juntos estamos construyendo una catedral”, compartió en un estilo más literario.

Ni elitistas ni exclusivas

Pero, ¿qué tipo de educación debe ofrecer la Iglesia? Tolentino respondió en su ponencia: “Con el Pacto Educativo Global, el Papa lanza el desafío de cambiar el mundo a través de la educación e invita a los jóvenes estudiantes a emprender experiencias educativas no elitistas, exclusivas o excluyentes sino solidarias, experiencias de fraternidad y de servicio a los demás”.

“La pasión educativa debe animarnos y unirnos a todos: sólo juntos, y con un fuerte sentido de unidad, podremos afrontar con fidelidad y creatividad, desafíos trascendentales tan grandes como los que enfrentamos hoy en el campo cultural y educativo”, remarcó el cardenal que llamó a una comunión activa entre toda la comunidad católica: “No nos limitemos a ser conscientes y darnos cuenta de que estamos en el mismo barco. Eso es para comenzar. Sino que ¡rememos juntos!, aprendamos a hacerlo, y orientemos nuestros esfuerzos en la misma dirección”.

En el corazón

Desde el convencimiento de que “evangelizar educando es una de las dimensiones específicas de la Iglesia”, detalló que no se trata “de una acción social para satisfacer una necesidad, sino de una acción típicamente eclesial, que surge precisamente del corazón de la Iglesia, que coincide con su naturaleza y su misión. “Para el ser humano, la educación es un derecho, para la Iglesia es un deber”, sentenció.

Con el Pacto Educativo Global de fondo, Tolentino apuntó que reivindicó trabajar mano a mano con el llamado Nuevo Contrato Social para la Educación de la UNESCO, en tanto que se comparten “los principios de cooperación y solidaridad, la atención a la ecología, la valorización de los docentes, la inclusión, la equidad y la implicación de todos en la construcción del futuro de la educación”.

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