El papa Francisco ha recibido hoy en audiencia a los miembros del Sínodo de los Obispos de la Iglesia Patriarcal de Cilicia de los Armenios, a quienes ha dado la bienvenida a Roma y ha animado, en su tarea de “dar a vuestra Iglesia los obispos del mañana”, a elegirlos “cuidadosamente” para que sean “dedicados al rebaño y fieles a la pastoral”.
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“No hay que elegirlos en función de simpatías o tendencias, y hay que tener mucho cuidado con los hombres que tienen ‘visión para los negocios’ o aquellos que ‘siempre tienen la maleta en la mano’, dejando al pueblo huérfano”, ha dicho Francisco. “Un obispo que ve su Eparquía como un lugar de paso hacia otra más ‘prestigiosa’ olvida que está casado con la Iglesia y comete -permítanme la expresión – ‘adulterio pastoral'”. “Lo mismo ocurre cuando se pierde tiempo negociando nuevos destinos o ascensos”, ha advertido, ya que “los obispos no se pueden comprar en el mercado, es Cristo quien los elige como Sucesores de sus Apóstoles y Pastores de su rebaño”.
“En un mundo lleno de soledades y distancias”, ha aseverado el Papa, “los hijos de vuestro querido pueblo necesitan la cercanía de sus obispos”. “Sé que en gran número se encuentran dispersos por todo el mundo y a veces en territorios muy extensos, donde es difícil que sean visitados. Pero la Iglesia es Madre amorosa y no puede dejar de buscar todos los medios posibles para llegar a ellos, para que reciban el amor de Dios en la propia tradición eclesial”.
La alegría de la caridad
Esto, ha señalado, “no se trata tanto de estructuras, que son sólo medios que ayudan a la difusión del Evangelio; Se trata sobre todo de caridad pastoral, de buscar y promover el bien con perspectiva y apertura evangélicas: pienso también en la esencialidad de una colaboración aún más estrecha con la Iglesia Apostólica Armenia”.
Asimismo, el Papa ha reflexionado acerca de la pastoral vocacional: “En un mundo secularizado, los seminaristas y quienes se han formado en la vida religiosa necesitan, hoy más que nunca, estar bien arraigados en una auténtica vida cristiana, lejos de cualquier ‘psicología principesca'”. Asimismo, “los sacerdotes, especialmente los jóvenes, necesitan la cercanía de los Pastores, que fomenten entre ellos la comunión fraterna, para que no se desanimen ante las dificultades y, día tras día, sean cada vez más dóciles a la creatividad del Espíritu Santo. servir al Pueblo de Dios con la alegría de la caridad, no con la rigidez y la estéril repetitividad de los burócratas”.