El tapón del Darién, región fronteriza entre Colombia y Panamá, se ha convertido en un dolor de cabeza no solo para las autoridades civiles, sino también para las eclesiales.
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La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) señalaron que en 2023 medio millón de personas atravesaron esta peligrosa selva.
Por eso, los obispos de Colombia, Costa Rica y Panamá, convocados por el Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral, han decidido realizar una reunión multilateral para tratar la crisis migratoria en estos tres países.
Ciudad de Panamá será la sede de este encuentro del 19 al 22 de marzo de 2024, en el que participarán referentes de movilidad humana de las Cáritas como también referentes de la red eclesial Clamor.
Lectura de la realidad
José Domingo Ulloa, arzobispo de Panamá y anfitrión, comentó que “el tema de la migración siempre ha estado en el corazón de estas Iglesias particulares y en el corazón del papa Francisco”.
Por ende, este será un espacio para “hacer una lectura de esta realidad y discernir para ir buscando acciones que ayuden a afrontar esta problemática”.
Buscan crear “mucha más conciencia sobre el peligro que corren nuestros migrantes por el narcotráfico, los coyotes y la realidad de esa selva, donde muchos han muerto”.
El prelado admite que “aún cuando se aúnan esfuerzos para atacar este fenómeno de la migración ilegal, aún es necesaria una mayor coordinación entre los diferentes agentes relacionados con la problemática”.
Dar testimonio
Desde el Dicasterio, a través de Fabio Baggio, subsecretario, han indicado que esta reunión estaba prevista para diciembre de 2023, pero pospuesta a raíz de la crisis migratoria en ese periodo.
Por ello han animado a los obispos fronterizos de estos tres países a participar activamente, porque “su aporte enriquecerá” toda vez que han propuesto celebrar una eucaristía en el “vicariato apostólico del Darién, junto con los migrantes y las comunidades indígenas del territorio”.
En este tiempo de Cuaresma – afirmaron del Dicasterio – “nos preparamos a vivir la pasión, la muerte y la resurrección de Jesús”, por lo que “nos parece relevante estar cerca de nuestros hermanos migrantes para que podamos reconocer en su viacrucis el rostro mismo de Jesús en su camino al calvario bajo la cruz”.
“Consideramos importante estar presentes en el Darién al servicio de nuestra Iglesia y de las comunidades eclesiales que representamos, llamadas – como la Verónica que enjuga el rostro de Jesús – a dar un testimonio de ternura y atención al ser humano en el medio de una emergencia humanitaria”, añadieron.
Foto: ONU
