Esta mañana, el papa Francisco ha recibido en audiencia a los participantes en el Congreso Internacional ‘Imagen Hombre-Mujer de Dios. Para una antropología de las vocaciones’, promovido por el Centro de Investigación y Antropología de las Vocaciones (CRAV), que se desarrolla en el Vaticano del 1 al 2 de marzo de 2024.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- PODCAST: Presidencia sin presidencialismo
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Si bien el Papa no ha podido leer su discurso, según ha dicho, “porque todavía estoy resfriado y me cansa leer”, ha querido dirigir unas breves palabras a los presentes en las que ha subrayado su preocupación por la ideología de género, el “peligro más feo” de la actualidad ya que “anula las diferencias” entre hombres y mujeres. “He pedido hacer estudios sobre esta fea ideología de nuestro tiempo, que borra las diferencias y hace que todo sea igual”, ha asegurado Francisco, subrayando que “borrar las diferencias es borrar la humanidad”.
“El hombre y la mujer se encuentran en una fructífera ‘tensión'”, ha continuado. Asimismo, ha recomendado a los presentes leer la novela ‘Señor del Mundo’, de Robert Hugh Benson. “La novela habla del futuro y es profética, porque muestra esta tendencia a borrar todas las diferencias. Es interesante leerlo, si tenéis tiempo, porque existen estos problemas de hoy; ese hombre era un profeta”.
La vida, una vocación
A continuación, Filippo Ciampanelli ha leido las palabras preparadas por el Papa en su discurso, en las que subrayaba que el objetivo de este congreso “es ante todo considerar y valorizar la dimensión antropológica de cada vocación”. “Esto nos remite a una verdad elemental y fundamental, que hoy necesitamos redescubrir en toda su belleza: la vida del ser humano es una vocación”.
Un descrubrimiento que, según Francisco, “nos saca del aislamiento de un ego autorreferencial y nos hace mirarnos a nosotros mismos como una identidad en relación : existo y vivo en relación con quien me generó, con la realidad que me trasciende, con los demás y con el mundo. que me rodea, en relación con el cual estoy llamado a abrazar con alegría y responsabilidad una misión específica y personal”.
Llamados a la felicidad
“Esta verdad antropológica es fundamental porque responde plenamente al deseo de realización y felicidad humana que vive en nuestros corazones”, continúa el discurso. “En el contexto cultural actual tendemos a veces a olvidar u oscurecer esta realidad, con el riesgo de reducir al ser humano a sus únicas necesidades materiales o primarias, como si fuera un objeto sin conciencia y sin voluntad, simplemente arrastrado por la vida como parte de su vida. un engranaje mecánico. Y en cambio el hombre y la mujer son creados por Dios y son imagen del Creador; es decir, llevan dentro de sí un deseo de eternidad y de felicidad que Dios mismo ha sembrado en sus corazones y que están llamados a realizar mediante una vocación específica”.
“Por eso”, asevera Francisco, “vive en nosotros una sana tensión interna que nunca debemos sofocar: estamos llamados a la felicidad, a la plenitud de vida, a algo grande a lo que Dios nos ha destinado. La vida de cada uno de nosotros, sin excepción, no es un accidente; nuestra existencia en el mundo no es mero fruto del azar, sino que somos parte de un proyecto de amor y estamos invitados a salir de nosotros mismos y realizarlo, por nosotros mismos y por los demás”.