Hoy se presenta en el estadio olímpico de Roma la primer Jornada Mundial de los Niños que se desarrollará el 25 y 26 de mayo en el Vaticano. Con este motivo el papa Francisco ha enviado un mensaje que se ha hecho público esta mañana recuerda a sus destinatarios que “todos ustedes son importantes, y porque juntos —los que están cerca y los que están lejos— manifiestan el deseo de cada uno de nosotros de crecer y renovarse”.
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“Todos ustedes, niñas y niños, que son la alegría de sus padres y de sus familias, son también la alegría de la humanidad y de la Iglesia, donde cada uno es como un eslabón de una larguísima cadena, que se extiende del pasado al futuro y que cubre toda la tierra”. Por ello les invita a escuchar “con atención los relatos de los mayores: de sus mamás y de sus papás, de sus abuelos y de sus bisabuelos. Y al mismo tiempo no olviden a cuántos de entre ustedes que, aun siendo tan pequeños, ya están luchando contra enfermedades y dificultades, en el hospital o en su casa, a quienes son víctimas de la guerra y de la violencia, a quienes sufren el hambre y la sed, a quienes viven en la calle, a quienes se ven obligados a ser soldados o a huir como refugiados, separados de sus padres, a quienes no pueden ir a la escuela, a quienes son víctimas de bandas criminales, de las drogas o de otras formas de esclavitud y de abusos”.
El secreto de la oración
“Escúchenlos, o mejor aún, escuchémoslos, porque con su sufrimiento, con los ojos purificados por las lágrimas y con el constante deseo de bien que nace del corazón de quien ha visto verdaderamente qué terrible es el mal, nos hablan de la realidad”, insta el pontífice”. “Para renovarnos a nosotros mismos y al mundo, no es suficiente con que estemos unidos entre nosotros: es necesario que estemos unidos con Jesús”, añadió en sintonía con el lema de la jornada: “Yo hago nuevas todas las cosas” (Ap 21,5). Por ello, para el Papa, “con Jesús podemos soñar una humanidad nueva y comprometernos por una sociedad más fraterna y atenta a nuestra casa común, comenzando por las cosas sencillas, como saludar a los demás, pedir permiso, pedir disculpas, decir gracias. El mundo se transforma, ante todo, por medio de las cosas pequeñas, sin avergonzarse de dar sólo pasos pequeños”.
Bergoglio también destaca que “la amistad es hermosísima y sólo crece así, compartiendo y perdonando, con paciencia, valentía, creatividad e imaginación, sin miedo y sin prejuicios”; ya que, añade a modo de confianza, “para ser realmente felices es necesario rezar, rezar mucho, todos los días, porque la oración nos conecta directamente con Dios, nos llena el corazón de luz y de calor y nos ayuda a hacer todo con confianza y serenidad”. “Les propongo que usemos las mismas palabras que Jesús nos ha enseñado: el Padrenuestro. Recítenlo todas las mañanas y todas las tardes, y también en familia, con sus padres, hermanos, hermanas y abuelos. Pero no como una fórmula, no, sino pensando en las palabras que Jesús nos ha enseñado. Jesús nos llama y desea que, con Él, seamos protagonistas de esta Jornada Mundial, como constructores de un mundo nuevo, más humano, justo y pacífico”, recomienda.