América

Bogotá acoge a organizaciones de ayuda a la Iglesia en América Latina y el Caribe

El Papa ha enviado un mensaje de cercanía a los participantes, recordando seguir el ejemplo de Jesús que “se entregó para salvarnos a todos”





Convocadas por el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), organizaciones e instituciones de ayuda a la Iglesia del continente se encuentran para trazar juntas una ruta por “una cooperación más solidaria y sinodal”.



Evento que se ha programado desde este 4 y hasta el 7 de marzo en Bogotá y cuenta con la participación de cooperantes del Vaticano, Europa y EE.UU., quienes se reúnen como continuación del primer encuentro realizado, en junio de 2023, en Roma.

Ricardo Calle, director del Fondo Populorum Progressio y coordinador del encuentro por encargo del propio Celam, aseguró que todos buscarán comunitariamente “reconocernos, identificar la presencia de cada uno en la región y cambiar las lógicas de cómo se viene operando en materia de ayuda”.

“Buscamos construir juntos cuáles serían esas características de la cooperación sinodal y como ellos también pueden asumirlo”, añadió el laico peruano.

Entre las organizaciones e instancias participantes se encuentran: Pontificia Comisión para América Latina (PCAL), ACN International, Adveniat, Cáritas Alemania y España, Kindermissionwerk, CAFOD – Catholic Agency for Overseas Development, Cáritas Latinoamérica, CEI-Servizio per gli interventi caritativi per lo sviluppo dei popoli, Catholic Relief Services, entre otros.

A ejemplo de Jesús

Francisco ha enviado su saludo a los participantes con una carta que ha dirigido al cardenal Robert Prevost, presidente de la Pontificia Comisión para América Latina (PCAL) y ha puesto en relieve la dinámica: resultados y servicio.

“Cuando hacemos un esfuerzo, como en el caso de las ayudas que se destinan a la Iglesia en América Latina, es natural que pretendamos un resultado. No obtenerlo podría estimarse un fracaso o al menos nos deja la sensación de haber trabajado en vano”, ha dicho.

Por ello, apeló al evangélico pasaje de Lucas ‘dar sin esperar nada a cambio’ para preguntarse: “¿Cómo conciliar ambas dinámicas?”. Aquí resulta clave adentrarse a lo que nos pide Jesús, la vocación del servicio y la gratuidad.

Porque todo lo que “tenemos o es Dios, o es prueba y prenda de su amor. Si perdemos esa conciencia en el dar y también en el recibir, pervertimos su esencia y la nuestra”.

Tocar las heridas del hermano

El Santo Padre ha animado a las agencias de cooperación a “entregarse como Jesús”, que “se entregó para salvarnos a todos” sin condiciones, por eso, contemplar la cruz “no es signo de fracaso”.

La crucifixión “no es un trabajo en balde”, al contrario, “es unirnos a la misión de Jesús de llevar ‘la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos’”.

“Es tocar concretamente la herida de ese hermano, de esa comunidad, que tiene nombre, que tiene un valor infinito para Dios, para darle luz, fortalecer sus piernas, limpiar su miseria, brindándole la oportunidad de responder al proyecto de amor que el Señor tiene para ellos”, acotó.

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