España

Luis Argüello, nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Española





Cero sorpresas. El arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, es el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal. Los obispos ha apostado por el prelado de 70 años para que lleve el timón de la Iglesia española durante los próximos cuatro años. Así lo han certificado hoy marte 5 de marzo en la sesión de mañana de la Asamblea Plenaria que reúne al Episcopado en Madrid a lo largo de esta semana y que tiene como eje central la renovación de cargos del organigrama.



Ya en el sondeo celebrado ayer por la tarde, Argüello se destacó del resto de posibles candidatos. El pastor vallisoletano logró 32 votos, seguido del cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, que a pesar de haberse descartado de la carrera presidencial, obtuvo el favor de 13 compañeros de bancada. Junto a ellos, la terna la completó el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, con 10 respaldos.

Junto al arzobispo de Valladolid estará el cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo. La Asamblea Plenaria ha elegido como vicepresidente al purpurado, con 39 votos en la segunda votación. Él mismo había manifestado su deseo de no ser presidente para poder desarrollar la puesta a punto de la archidiócesis de la capital de España y responder a los encargos vaticanos de Francisco en el Dicasterio para los Obispos y en el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. Sin embargo, se barajaba su nombre como vicepresidente, en tanto que la carga ejecutiva e institucional de este nombramiento es notablemente menor.

Escrutinio definitivo

Con esta terna como referente, Argüello se consolidó en la votación final. Solo hizo falta una primera ronda, en la que barrió con 48 votos. Se cumplían así las expectativas generadas desde hace prácticamente un año, cuando se empezó a pensar en el relevo del cardenal de Barcelona, Juan José Omella como presidente. Al arzobispo de Valladolid siempre se le situó en primer plano, por su gestión como secretario general de la Conferencia Episcopal entre 2018 y 2022. Se le reconoce habilidad para haber aglutinado el trabajo de los equipos de la Casa de la Iglesia y de haber humanizado el ambiente del engranaje de la sede central del Episcopado.

Nació en la localidad palentina de Meneses de Campos, es alumno de la Salle con un expediente brillante. Premio extraordinario fin de carrera, estudió en la facultad de Derecho de la Universidad de Valladolid. Esto es, se licenció como abogado y de hecho fue profesor de Derecho Administrativo y fue responsable de pastoral provincial de La Salle antes de ingresar en el seminario. Lleva 38 años como sacerdote y en Valladolid ha asumido todo tipo de responsabilidades, desde rector del seminario a vicario episcopal o delegado de pastoral vocacional, hasta que en 2016 el Papa Francisco le nombró obispo auxiliar de Valladolid, como mano derecha del entonces cardenal arzobispo Ricardo Blázquez. Fue en junio de 2022 cuando el pontífice argentino decidió que sucediera a Blázquez.

Capacidad negociadora

Los obispos han apreciado en él su capacidad negociadora con el Gobierno  de Pedro Sánchez durante su etapa como secretario general en cuestiones complejas como las inmatriculaciones y la cuestión fiscal. A esto se une, su bagaje intelectual valorado por unos y otros tanto en sus intervenciones públicas como en los debates desarrollados a puerta cerrada tanto en la Plenaria como en la Comisión Ejecutiva y la Comisión Permanente. De hecho, fruto de su análisis de la realidad sociopolítica y eclesial es el documento titulado “El Dios fiel mantiene su alianza” un Instrumento de trabajo pastoral sobre persona, familia y sociedad. Se trata de un texto colegial aprobado por el Episcopado, pero que en fondo y forma explicita el pensamiento y el estilo de Luis Argüello.

En este contexto, los obispos se han decantado por el arzobispo de Valladolid, que asume el cargo con apenas dos meses de margen respecto a las indicaciones dadas por la Santa Sede para ser votado como presidente. Y es que, desde Roma, recomiendan que no se elija para esta responsabilidad a obispos que, en el ejercicio de su futurible presidencia, vayan a cumplir 75 años. Argüello cumple 71 el próximo mes de mayo.

Lucha antiabusos

Por delante, el nuevo presidente tiene ante sí no pocos desafíos, entre ellos, encauzar todavía más la lucha contra la lacra de los abusos en el seno de la Iglesia. Prueba de que es un asunto que todavía no está cerrado, es la protesta de varios colectivos de víctimas a las puertas de la Plenaria esta misma mañana. Además, queda por delante la constitución de una futurible comisión en el Congreso de los Diputados para analizar el informe del Defensor del Pueblo. En materia política, siempre sobrevuela de fondo la posibilidad de que el Gobierno saque adelante una ley de libertad de conciencia y el anhelo de renegociar el estatus de la Obra Pía, el conglomerado de propiedades que la Iglesia española tiene en Roma.

De puertas para adentro, se vislumbra también una preocupación latente por la unión en la diversidad de la Iglesia española. Al menos así lo manifestó el presidente saliente, el cardenal Juan José Omella, en su discurso de despedida en el que hizo hincapié en mantener la comunión entre los obispos y con el Papa. Precisamente el aterrizaje de las reformas de Francisco en España es otra de las asignaturas pendientes, con la sinodalidad por bandera, la urgente reestructuración en fondo y forma de los seminarios españoles y la acogida a propuestas programáticas como Evangelii Gaudium, Amoris Laetitia, Laudato si’ o la declaración vaticana Fiducia supplicans que abre la puerta a las bendiciones parejas irregulares.

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