“Todos estamos llamados -en particular las autoridades eclesiásticas- a conocer directamente el impacto de los abusos y a dejarnos conmover por el sufrimiento de las víctimas, escuchando directamente su voz y practicando esa cercanía que, a través de opciones concretas, les ayuda y prepara para un futuro diferente”. Así lo ha expresado esta mañana el papa Francisco durante su audiencia, en el Palacio Apostólico Vaticano, a los miembros de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores, con motivo de su Asamblea Plenaria.
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En el discurso, preparado por el Pontífice pero leído por el sacerdote Pierluigi Giroli debido al resfriado de Jorge Mario Bergoglio, se recuerda que “en nuestro ministerio eclesial de protección, la cercanía a las víctimas de abusos no es un concepto abstracto: es una realidad muy concreta, hecha de escucha, intervenciones, prevención y ayuda”.
En el comienzo del texto, Francisco agradece a los miembros de la comisión que estén dedicando su vida al cuidado de las víctimas de abusos: “Es una vocación valiente, que nace del corazón de la Iglesia y la ayuda a purificarse y crecer”.
Un trabajo creciente
Por otro lado, el Papa ha recordado que “en los últimos diez años su tarea se ha ampliado considerablemente. Ha adquirido una fisonomía más definida, desde que os he pedido que os concentréis en ayudar a hacer de la Iglesia un lugar cada vez más seguro para los menores y los adultos más frágiles”.
Por eso, “me alegra poder escuchar actualizaciones sobre sus actividades. Os insto a continuar en este servicio, con espíritu de equipo: construyendo puentes y colaboraciones que puedan hacer más eficaz vuestra atención a los demás”, ha completado.
Según el Pontífice, “ante el escándalo de los abusos y el sufrimiento de las víctimas, podemos desanimarnos, porque el desafío de reconstruir el tejido de las vidas rotas y sanar el dolor es grande y complejo. Pero nuestro compromiso no debe fracasar; de hecho, os animo a seguir adelante, para que la Iglesia sea siempre y en todas partes un lugar donde cada persona sea considerada sagrada”.
Cercanía y compasión
Asimismo, Bergoglio ha insistido en que “para vivir bien este servicio debemos hacer nuestros los sentimientos de Cristo: su compasión, su manera de tocar las heridas de la humanidad, su Corazón traspasado de amor por nosotros. Aprendámoslo nosotros también: no podemos ayudar a otro a llevar sus cargas sin ponerlas sobre nuestros hombros, sin practicar la cercanía y la compasión”.
Para el Papa, “la respuesta a quien ha sufrido abusos proviene de esta mirada del corazón, de esta cercanía. No debe suceder que estos hermanos y hermanas no sean acogidos y escuchados, porque esto puede agravar enormemente su sufrimiento. Es necesario cuidarlo con compromiso personal, así como es necesario hacerlo con la ayuda de colaboradores competentes”.
Por último, Francisco les ha animado a hacer visibles los frutos de su trabajo callado y confidencial por respeto a las víctimas. “Debe ser conocido y visto el trabajo que realizáis acompañando el ministerio de protección de las Iglesias locales. Vuestra cercanía a las autoridades locales las fortalecerá para compartir buenas prácticas y verificar la adecuación de las medidas implementadas”, ha subrayado.