Han pedido a la ciudadanía defender la institucionalidad y el equilibrio de poderes para desterrar la corrupción
Un nuevo capítulo en Perú. Renuncia de Alberto Otárola, primer ministro y hombre fuerte de la presidenta Dina Boluarte, tras escándalos de corrupción y tráfico de influencias. Amenazas del Congreso a la Junta nacional de Justicia.
En el caso del Primer ministro unos audios “acaramelados” de un flirteo con Yaziré Pinedo y filtrados por la prensa fueron el detonante. Otárola dejó el cargo y se ha sometido a las investigaciones, aún cuando ha negado a rajatabla ser un corrupto.
Por ello, los obispos han expresado su preocupación por esta nueva crisis, porque “nuestro querido Perú continúa sufriendo” y se expresa en el deterioro de la institucionalidad y la gobernabilidad por “la pugna al interior y entre los poderes del Estado y con los organismos constitucionales autónomos”.
Más aún en este tiempo de Cuaresma apelan a la gracia que “Dios Padre Misericordioso nos ofrece como una oportunidad y un llamado a la conversión personal y social”
Asimismo han llamado a los diputados del Congreso dejar de lado “los intereses particulares y escuchando las diversas opiniones calificadas, en torno a la decisión que deben tomar respecto a la denuncia ante ellos presentada contra los miembros de la Junta Nacional de Justicia”.
La vía para las soluciones es el diálogo para garantizar “una salida constitucional y democrática que impida que, en la práctica, este importante organismo constitucional deje de funcionar y de cumplir con las tareas que le corresponden”.
Como “pastores y ciudadanos” instan a las autoridades “a preocuparse y a buscar soluciones eficaces a los urgentes problemas que agobian a nuestro país, especialmente en la salud, la educación, la violencia, las economías ilegales, al destrucción de nuestra Amazonía, la delincuencia y el sicariato”.
Lamentan que los peruanos se sientan “amenazados en propia tierra y frustrados ante autoridades que en vez de ofrecerles un porvenir esperanzador, están envueltos en sus propios intereses. Nuestra población espera que sus justos reclamos sean escuchados y atendidas sus necesidades fundamentales”.
A la ciudadanía piden defender la institucionalidad y el equilibrio de poderes para desterrar la corrupción, origen de tantos males, que “sigue desgarrando al país; reconstruir la confianza entre nuestros pueblos, y evitar la ruptura de la verdad y la justicia”.
Todo ello tiene un asidero: la buena política, invocada por el papa Francisco en Fratelli tutti, cuya base es la búsqueda del bien común sobre la base del diálogo para la concertación.
Por eso, citando al Santo Padre, demandan de los peruanos: “Apresurémonos a superar los conflictos y las divisiones, y a abrir nuestros corazones a quien más lo necesita”.
Foto: PCM Perú