Francisco ha recibido hoy en audiencia a los participantes en el XXXIV Curso sobre el Foro Interno promovido por la Penitenciaría Apostólica
El papa Francisco ha recibido hoy en audiencia a los participantes en el XXXIV Curso sobre el Foro Interno promovido por la Penitenciaría Apostólica, que se ha desarrollado en Roma del 4 al 8 de marzo de 2024. Durante su encuentro, el Papa ha animado a los presentes a vivir cada confesión como un momento único y lleno de gracia, donde se debe ofrecer generosamente el perdón del Señor con afabilidad, paternidad y ternura materna.
En su discurso, entregado a los presentes, Francisco propone una meditación sobre el Acto de Contrición, la oración que se recita durante el rito de la Reconciliación, compuesta por san Alfonso María de Ligorio, un pastor cercano a la gente y hombre de gran equilibrio.
En su reflexión, el Papa se centra en tres actitudes expresadas en el Acto de Contrición: el arrepentimiento ante Dios, la confianza en Él y el propósito de no recaer. Destacó que el arrepentimiento no es fruto del autoanálisis ni de un sentimiento de culpa, sino que surge de la conciencia de nuestra miseria ante el amor infinito de Dios y su misericordia sin límites.
De esta manera, subraya la importancia de reconocer la infinita bondad de Dios y la primacía de su amor en nuestras vidas, amándolo sobre todas las cosas y poniéndolo en el centro de todo. Esto, explica en el discurso, “anima a otro amor hacia los hombres y la creación, porque quien ama a Dios ama a su hermano y busca su bien, siempre, en la justicia y en la paz”.
Finalmente, el Acto de Contrición expresa la “voluntad de no volver a caer en el pecado cometido, siendo un propósito sincero y no una promesa”. En este sentido, el Papa recuerda las palabras del Cura de Ars, san Juan María Vianney, quien afirmaba que Dios “nos perdona aunque sabe que volveremos a pecar”.
El Papa concluyó su discurso recordando que “Dios es misericordia, misericordia es su nombre”, invitando a confesores y penitentes a rezar y comprometerse para que la misericordia del Padre florezca en muchos corazones y lugares durante este año de preparación al Jubileo.