Se trata, como afirma Susana Villacampa, directora del Museo Diocesano de Huesca, de “una exposición con la que hemos pretendido recuperar una visión de la Semana Santa un poco diferente y un poco histórica también, desde el punto de vista del patrimonio material, pero también del patrimonio inmaterial”. Esta mirada particular –y acertadísima– se titula Revistiendo la Semana Santa. Telones y ornamentos de Pasión, y reúne más de 25 piezas, muchas de ellas rescatadas, desconocidas y hasta inéditas entre los antiguos monumentos de Jueves Santo en la diócesis oscense.
“Rememorar la pasión y muerte de Cristo ha sido siempre uno de los momentos dentro del cristianismo de mayor devoción, de mayor fervor, pero también en el que popularmente las manifestaciones se han cargado de más dramatismo, de mayor teatralidad, especialmente desde el Barroco –expone Villacampa–. Nos interesaba rescatar, pues, desde la historia del arte y desde la historia del arte cristiano y el patrimonio, ese aspecto más teatral de estas manifestaciones de épocas pasadas”.
Sargas, telas pintadas, de este “arte de lo efímero” a partir del XVI, pero sobre todo el XVIII y también principios del XIX. “Exponemos una serie de telones y ornamentos de Pasión, que en realidad son tramoyas teatrales, como bambalinas, con los cuales se revestían las capillas, los retablos de algunos templos, para colocar en el interior el arco eucarístico o el sagrario el día de Jueves Santo y hacer la reserva en estos lugares”.
He aquí la vertiente eucarística, pero “también tiene un aire un poco funerario, sobre todo, en época barroca, a partir de Trento”, como apunta la directora del museo. De hecho, en Todos los Santos también eran habituales estos grandes catafalcos, y en el Museo Diocesano se puede ver algún ejemplo. Pero Villacampa y su equipo han concentrado la mirada en rescatar los vestigios de esas grandes “máquinas” –que así se llamaban– de Semana Santa que añadían esplendor a la liturgia. Y ha habido sorpresas.
“Conforme íbamos avanzando en la propuesta, hemos ido descubriendo muchos de estos antiguos monumentos que se conservaban en iglesias de nuestra diócesis, en muchos casos en muy mal estado, muy olvidados, muy degradados, porque hacía décadas que ya no se utilizaban y habían quedado almacenados, en el mejor de los casos, contra las paredes de las iglesias, en algún cuarto, debajo de alguna torre o en los almacenes de nuestro Museo Diocesano, ya sin bastidores, enrollados, muy perjudicados”, explica.
“Dentro de lo posible, hemos intentado hacer alguna labor básica de conservación en estas piezas para poderlas exponer, aunque no a todas –prosigue–. Hemos podido colocar algunas telas en bastidores y exponer estos fragmentos de estos antiguos monumentos barrocos”. Uno se exhibe completo, descubierto en la antigua colegiata de Alquézar, en la comarca del Somontano.